La Fiscalía solicita tres años de cárcel para tres manifestantes acusados de agredir a agentes de los Mossos d'Esquadra en una protesta por la investidura fallida del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en enero de 2018 y cuyo juicio ha comenzado este lunes en la Audiencia de Barcelona.

Los tres imputados están siendo juzgados por un delito de desórdenes públicos en calidad de coautores y otro de atentado a agente de la autoridad.

Los hechos sucedieron el 30 de enero de 2018, el mismo día en que debía celebrarse la investidura a distancia de Puigdemont -que entonces ya se encontraba huido en Bélgica-, y que fue suspendida temporalmente por el presidente del Parlament, Roger Torrent, hasta que el Tribunal Constitucional resolviese las alegaciones contra el veto al expresident.

La decisión de aplazar el pleno de investidura propició enfrentamientos entre manifestantes independentistas y los mossos en las proximidades del Parlament, en el parque de la Ciutadella, en cuyo interior supuestamente se encontraban los acusados.

De acuerdo con el fiscal, los tres accedieron al parque a pesar de que el mismo había sido desalojado por la policía, que había cerrado con cadenas las puertas de acceso y, desde allí, "comenzaron a insultar a gritos y amenazar reiteradamente a los agentes actuantes" al tiempo que "formaron una cadena humana para impedir el paso" de los agentes.

El ministerio público los acusa de haber asestado "golpes, empujones y patadas" a funcionarios policiales, aunque no consta que los agredidos sufrieran lesiones.

En concreto, a un manifestante se le atribuye haber empujado y golpeado a un mosso, a otro haber dado puñetazos y patadas y al tercero se le acusa de empujar a un policía y haber incitado a los congregados "para que resistieran a los agentes e impidieran el cierre de puertas".

Según el relato fiscal, estos hechos sucedieron en el marco de las protestas por la investidura fallida de Puigdemont y después de que apareciera, por la tarde, un grupo de personas "mayoritariamente de estética antisistema que agitaron a la masa de concentrados y provocaron momentos de tensión con los cuerpos de seguridad".

En total, más de un millar de personas habría logrado superar la barrera policial para acceder al interior del parque de la Ciutadella en un clima de "tensión" y "hostilidad" que se fue incrementando y que llevó a la actuación de los efectivos antidisturbios, que cargaron contra los manifestantes después de que algunos de estos forzasen las cadenas de los acceso y otros moviesen las vallas metálicas de seguridad y se "encarasen" a los agentes.