El plan de los guardias urbanos Rosa Peral y Albert López para asesinar al también agente y novio de ésta, Pedro Rodríguez, en mayo de 2017 se fraguó con "confabulación" y connivencia" entre ambos pero con "errores", de acuerdo con los mossos que investigaron el caso.

Así lo ha puesto de manifiesto un subinspector jefe de unidad criminal de la región policial metropolitana sur de Mossos d'Esquadra, encargado de supervisar y coordinar las investigaciones, ante el jurado popular de la Audiencia de Barcelona que juzgará el caso.

"El plan estaba bien estructurado con connivencia pero con errores", ha señalado el subinspector, quien ha aclarado que la petición de matrimonio de Albert a Rosa días antes del crimen, la activación de una tarjeta de prepago la misma noche del asesinato o el hallazgo del móvil de la víctima en el dormitorio de la acusada fueron decisivos para encajar las piezas.

Por eso, para el testigo, "hubo un plan preparado", "confabulado" y "bien preparado" desde finales de abril entre ambos acusados sobre "cómo y de qué forma" se tenía que llevar a cabo el asesinato de Pedro y solo gracias a los "errores" que cometieron lograron los investigadores "unir las piezas del puzzle".

"Estos errores son los que nos unen más las piezas del puzzle que ya estaba hecho", ha indicado sobre su declaración, con la que ha apretado el cerco de Albert, cuya defensa alega que solo ayudó a Rosa a deshacerse del cadáver.

El subinspector ha garantizado que "en ningún caso" creen que el papel de Albert se limitó a auxiliar a Rosa, aunque a preguntas de su abogado, José Luis Bravo, ha admitido que no pueden descartar que el acusado llegara después del asesinato porque se desconoce la hora exacta de la muerte.

"Él creía que había un plan bien estructurado pero cuando vio que Rosa lo había traicionado es cuando quedó fuera de juego porque no lo acaba de entender", ha destacado.

El testigo también ha relatado las incongruencias en las sucesivas declaraciones de Rosa y cómo esta fue cambiando de versión a medida que pasaban los días, desde "ponerse roja" y hablar de Albert como un exnovio de "hacía tiempo" cuando le cuestionaron sobre él hasta incriminarlo por iniciativa propia en conversaciones telefónicas que -ha asegurado- sabía que estaban siendo escuchadas.

Otra de las cuestiones clave del caso hace referencia a una bala que se encontró en el vehículo calcinado con los restos de Pedro abandonado en el pantano de Foix y que nuevas pistas apuntan a que podría ser un llavero conmemorativo.

Tras la muerte de Pedro requisaron la pistola de Rosa -que estaba de baja- por motivos "psicológicos", pero los Mossos descubrieron que faltaba una bala en uno de los cargadores, un detalle que ha ratificado el testigo.

Y es que, tal como ha reconocido la entonces responsable de armas de la Guardia Urbana de Barcelona, ni recontaron la munición de la pistola de Rosa hasta que estuvo en mano de los Mossos ni tienen control sobre las balas que se utilizan a menos que los agentes lo comuniquen.

"Es muy extraño, pero puede pasar que se pierda una bala", ha afirmado.