Diversas localidades de la Comunidad de Madrid van a dar un paso atrás a partir de este próximo lunes en lo denominado como "nueva normalidad". Una decisión que llega meses después de que finalizase el estado de alarma y que desde el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso han calificado tan “dura” como “necesaria” por los malos datos que está experimentando la comunidad en las últimas jornadas.

La presión hospitalaria ha subido, los casos se han multiplicado y las UCI ya superan el 40% de su capacidad solo por paciente con la covid-19. Con estas nuevas medidas, aprobada este viernes y que fueron anunciadas a última hora de la noche, 37 zonas básicas de salud de toda la región van a sufrir restricciones en movilidad.

850.000 madrileños darán un paso atrás durante al menos los 15 próximos días hasta que se evalúe de nuevo la situación, ya que las personas que residan en estas áreas no podrán salir de ellas salvo para causas justificadas como acudir al trabajo, al centro de salud, a la escuela, para cuidar a personas dependientes.

En cuanto al comercio y a la hostelería, el aforo se reduce al 50 % y los locales comerciales tendrán que cerrar a las 22:00 horas. Tan solo podrán reunirse seis personas, al igual que en las concentraciones de ámbito privado. Los parques y jardines permanecerán cerrados y en los centros de enseñanza no reglados solo podrá acudir el 50 % de los asistentes.

Pero la situación que está experimentado Madrid estos días no es nueva. Otras localidades españolas han tenido que adaptar también restricciones en la movilidad debido a los malos datos que se estaban dando. En algunos casos, incluso, los propios Ejecutivos autonómicos han tenido que pedir dar un paso atrás en esta desescalada y retroceder a la Fase 1 o Fase 2, más propia de los meses de abril y mayo, donde la situación epidemiológica y de los hospitales era peor que la de ahora. En concreto son más de 70 localidades que se encuentran en toda la geografía española en esta situación.

Últimas localidades en adoptar medidas

Las últimas en adoptar este tipo de medidas han sido diversas localidades de Castilla y La Mancha, que una vez comenzó el proceso de desescalada estuvo un paso por detrás por la ralentización en el control de los contagios. En concreto, las localidades afectadas son Ugena, Illescas, Seseña y Yuncos, en Toledo, poblaciones que en su mayoría endurecen las medidas hasta "el nivel 3". Badajoz, en Extremadura, también ha aplicado en las últimas horas restricciones.

En Castilla y León también se han adoptado medidas similares para Sotillo de la Ribera, en Burgos, a partir del próximo 3 de septiembre y al menos durante dos semanas. La explicación que ha hecho en las últimas horas la consejera de Sanidad, Verónica Casado, es que en torno a un 10% de la población puede estar afectada ya por la covid-19. En el caso de estos últimos confinamientos se incluyen, además de las restricciones a la movilidad; restricciones a las visitas a los centros residenciales y la limitación de reunirse a más de diez personas.

Paso atrás en la desescalada

Pero durante estos últimos meses hemos sido testigos de cómo no solo se han adoptado restricciones, también ha habido retroceso en las fases de desescalada. Es el ejemplo que ha vivido Mendillorri, en Navarra, que volvió a la Fase 2 después de los Sanfermines, que aunque quedaron suspendidos por la pandemia se inició un brote en el seno de la comarca. Más recientemente La Haba, Cabeza de Buey y Cesar de Cáceres, en Extremadura, también han retrocedido en la desescalada y han vuelto a una Fase 2 más flexibilizada.

El principal motivo de esta situación según ha explicado el Ministerio de Sanidad han sido los 851 nuevos brotes que se han detectado en nuestro país. La mayoría provienen del ámbito social aunque en las últimas jornadas han crecido las que provienen de reuniones familiares y amigos.