"Tiempo de silencio". Con estas únicas palabras el magistrado que presidirá el tribunal del juicio del "procés", Manuel Marchena, ha respondido a los periodistas que le han preguntado sobre la vista que comenzará mañana en el Tribunal Supremo.

Marchena ha recibido hoy el premio Puñetas de Oro, que concede la Asociación de Comunicadores e Informadores Jurídicos (Acijur), en un acto en el que se le ha visto muy tranquilo y sonriente.

Por su "decidida defensa" de la independencia judicial ha sido galardonado el juez Marchena, que ha recogido el premio de manos del vicepresidente del Supremo, Ángel Juanes.

En un distendido discurso para agradecer a Acijur el premio, Marchena ha confesado, tras recibir una cerrada ovación, que su vida ha sido "una lucha por conseguir unas buenas puñetas".

Porque cuando empezó como abogado, su ilusión era acompañar la toga con esas puñetas. Y lo consiguió después de encerrarse para estudiar las oposiciones, que luego le permitieron ejercer como fiscal y después como juez.

"Orgullosísimo" de sus puñetas, tal y como ha recalcado, ejerció con ellas muchos años y fue su mujer la que le pidió que no las usara el día que tomaba posesión como presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Así que se compró otras.

Hoy, se ha resarcido de esa "traición" a sus queridas puñetas y del "regusto amargo" que le dejó desprenderse de ellas, porque ha entendido que las verdaderas puñetas son las de Acijur, otorgadas por un colectivo, los periodistas, que admira profundamente.

Tanto que ha calificado de "muy meritoria" la capacidad de los informadores jurídicos para interpretar las sentencias.

El premio Puñetas de plata ha sido concedido al Tribunal de Justicia de la Unión Europea y las de bronce, al Legal Management Forum, en tanto que las periféricas han correspondido al Tribunal Superior de Justicia de Asturias por su proyecto de lectura fácil de sentencias dirigidas a personas con discapacidad cognitiva.

Las agencias EFE y Europa Press y el "Diario de Mallorca" han recogido el premio Vete a hacer puñetas, pero no porque estos medios se lo merecieran, sino para que se lo hagan llegar a la autoridad judicial que ordenó a la Policía incautar los móviles y ordenadores de los periodistas que seguían la información del caso Cursach.