La Constitución, ratificada por referéndum popular hace cuarenta años, encontró en la Cultura el vehículo propicio para canalizar, en una atmósfera de libertad después de cuatro décadas de dictadura, el bienestar y desarrollo actuales, ha sostenido hoy el ministro de Cultura, José Guirao.

Una vez recobradas las libertades, con la restauración de la democracia, "la cultura pudo acceder a una protección desconocida y concentrar sus energías en la creación, en lugar de sortear a la censura", ha analizado Guirao en Valladolid durante una jornada conmemorativa del cuadragésimo aniversario de la norma suprema.

La Constitución, por tanto, "marcó un punto de inflexión para los ciudadanos, incluidos creadores y artistas, como germen y desarrollo de unas industrias culturales y creativas que han crecido hasta convertirse en un sector importante generador de empleo y desarrollo económico", ha reflexionado.

El balance a lo largo de estas cuatro décadas de vigencia de la ley de leyes "es excelente si se tiene en cuenta de dónde veníamos", ha precisado Guirao durante su intervención en la apertura de la Jornada "40 años de Constitución. 40 años de Cultura", convocada por el Gobierno y el Ayuntamiento de Valladolid.

"A los jóvenes de hoy les resultaría sorprendente y difícil de imaginar la larga y variada lista de obras prohibidas durante años, fundamentalmente en cine y literatura, pero también las artimañas de los creadores para burlar la censura", una fricción que en ocasiones "lindaba con lo burlesco, trágico y grotesco", ha expuesto.

El destino de una obra de arte dependía, en buena medida, de "un golpe de azar, un criterio personal y de un buen o mal día del censor" de turno, ha precisado el ministro, quien ha dispensado un recuerdo y elogio especial a los intelectuales que se vieron abocados al exilio "para crear en libertad" y a quienes desde dentro de España "para airear el país".

El cambio que supuso la Constitución, a partir de 1978 con su aprobación en las Cortes y ratificación popular por referéndum, se puede visualizar no sólo en el retorno del los exiliados, sino en la reversión del flujo de españoles que con frecuencia se desplazaban a Francia y a otros países "para encontrar en el cine, quioscos y librerías lo que aquí no teníamos".

En sentido inverso, ha señalado, el fin de la autarquía "atrajo el foco a España donde nuestra cultura trajo a miles de personas para ver nuestro teatro, danza y cine".

La diversidad y el talento florecieron desde entonces e hicieron de la cultura en España "una de las señas de identidad, la mejor forma de cohesión social y territorial, y una inagotable fuente de riqueza y prosperidad económica", ha insistido.

No obstante, el ministro de Cultura ha encontrado "un debe" en la orfandad de una generación, la comprendida entre el final de la última Guerra Civil (1939) y la llegada de la democracia (1975), que no pudo disfrutar de la modernidad de un país que, por culpa de la dictadura, "pasó directamente de la democracia a la posmodernidad".

La intervención de Guirao ha precedido a la del productor de cine, director y escritor Pere Portabella, senador en la primera legislatura de la democracia y autor de la película "Informe general sobre unas cuestiones de interés para una proyección pública" (1977), cuyo pase ha abierto la jornada.

Portabella se ha hecho eco, durante su intervención, del lastre que acusa la Unión Europea, concebida desde su origen como una unión económica, política y desde 2001 monetaria, "que se olvidó del 'demos' cultural", causa en su opinión de la "fragilidad" que soporta en la actualidad la Europa comunitaria.

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Han asistido a esta apertura, entre otros, los escritores Gustavo Martín Garzo y Peridis, ponentes en las mesas redondas que articulan esta jornada que tendrá continuidad por otras ciudades españolas, como Valencia (3 de diciembre), donde se analizará la evolución de la lengua a través de la poesía durante estas cuatro décadas.