El ex director general de la Fundación Niemeyer Natalio Grueso, que afronta una pena de 11 años de cárcel por presuntas irregularidades en la gestión del complejo cultural de Avilés, ha dicho que era "ajeno" a la contabilidad porque no es contable y ha afirmado que nunca ocultó sus gestiones al Patronato.

Durante las cuatro horas que ha durado el interrogatorio de la Fiscalía y de la acusación particular en la primera sesión del juicio que se celebra desde este lunes en la Audiencia Provincial de Oviedo, Grueso ha denunciado la "maledicencia" de la Fundación por personarse en la causa cuando todas sus gestiones eran conocidas por el Patronato.

Grueso, que también afronta una petición fiscal de diez años de inhabilitación y multa de 24.000 euros, está acusado de los delitos continuados de malversación en concurso medial con falsedad, otro societario y un tercero de insolvencia punible relacionados con la supuesta emisión de facturas falsas o manipuladas en el centro del que fue director general hasta 2012.

Sin embargo, en la primera sesión del juicio, que mañana continuará con el interrogatorio de las defensas, ha insistido en que era "ajeno" a la forma de contabilizar las facturas porque no es "ningún contable" y ha dicho que tampoco era su obligación preparar las liquidaciones de los presupuestos.

Grueso ha expuesto que, durante la gestación del proyecto en 2005, despachaba las cuestiones de índole artístico con el entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, mientras que los asuntos de contabilidad los llevaba la consejera de Cultura en su calidad de presidenta del Patronato de la Fundación Niemeyer, Ana Rosa Migoya.

El ex director general ha justificado el hecho de que varios familiares viajaran con él, a costa del centro cultural y a pesar de no tener vinculación laboral con el proyecto, ya que tenían manejo en idiomas y podían ayudarle en gestiones.

Así, Grueso ha reconocido que su mujer, Judit Pereiro, que está acusada por su supuesta complicidad como cooperadora necesaria, realizó varios viajes con él porque dominaba cuatro lenguas y, según ha dicho, la entonces alcaldesa de Avilés, Pilar Varela, "no podía entenderse con nadie" por no saber idiomas.

Grueso ha apuntado que su exesposa era "una colaboradora más" en la Fundación Niemeyer, donde era "una pieza clave" por su dominio de idiomas y por su experiencia de veinte años en el área de relaciones internacionales.

Sin embargo, su nombre no aparece reflejado en las facturas porque, según ha argumentado, "no cobraba sueldo".

Según su relato, esa colaboración era conocida por el entonces presidente del Principado y por todo el Patronato de la Fundación Niemeyer.

Su hermano Mario, que está citado como testigo, también realizó un viaje con él porque, en su calidad de arquitecto, podía ayudarle "en algunas gestiones" y ha asegurado que, en el caso de otra factura donde figuraba su madre, sólo se trató "de una noche de hotel".

Junto a Grueso serán juzgados el agente de viajes J.M.V.R., quien afronta una petición fiscal de ocho años como presunto cooperador en sendos delitos de estafa y malversación, y el abogado José Luis Rebollo, exsecretario de la Fundación Niemeyer, como supuesto cooperador necesario en un delito societario, sobre quien pesa una petición fiscal de 2 años y 3 meses.

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En el banquillo de los acusados también estarán J.P., exmujer de Natalio Grueso, a quien el fiscal imputa por su complicidad en un delito continuado de malversación por el que pide 2 años y 6 meses, y Marc Martí, ex jefe de producción del Centro Niemeyer, que afronta una petición de un año y medio de prisión por su supuesta complicidad en un delito de malversación.

Grueso seguirá declarando mañana a preguntas de la acusación de Foro Asturias y de las defensas, y a continuación está previsto que lo haga su exmujer, en un juicio que se prolongará hasta el 14 de mayo.