El Gobierno ha manifestado su "máxima preocupación por el continuo incremento de la violencia" en la región del Sahel y ha condenado el asesinato de 95 personas de etnia dogon en Mali y de otras 21 en Burkina Faso en los últimos días.

Por medio de un comunicado del Ministerio de Exteriores, el Gobierno ha deplorado los "incidentes violentos de todo tipo con víctimas mortales, especialmente entre la población civil", que son cada vez más frecuentes y se extiende por una zona "más allá de la región".

El Gobierno de Mali informó el pasado lunes de que la matanza perpetrada la madrugada anterior en un poblado de etnia dogon, en el centro del país, ha dejado 95 muertos y 19 desaparecidos, con lo que confirmó los peores presagios sobre una de las mayores masacres de los últimos meses.

Así, el Ejecutivo ha expresado "sus más sinceras condolencias a los familiares y allegados de las víctimas, reiterando su solidaridad con la ciudadanía y las autoridades de los países afectados", y ha expresado su deseo de que los responsables sean identificados y llevados ante la justicia.

Exteriores también destaca la convicción de que "se hace cada vez más necesario reforzar los sistemas de justicia y las fuerzas de seguridad de estos países para combatir estos crímenes y las violaciones de derechos humanos que afectan especialmente a la población civil".

Por ello, el Ejecutivo ha reiterado "su compromiso y determinación" de apoyar a los gobiernos de los países del Sahel, así como al G5 Sahel y a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), "en su lucha contra la violencia y la impunidad con el único fin de asegurar la paz y la estabilidad regionales".