El diputado de la CUP Pau Juvillà ha defendido este lunes la desobediencia como forma de lucha por la libertad de expresión antes de que se iniciara el juicio contra él por no haber quitado un lazo amarillo durante un campaña electoral del año 2019.

Juvillà se ha referido al valor de la "desobediencia" en unas declaraciones hechas minutos antes de que haya entrado en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) para asistir al juicio que tiene lugar contra él por no quitar un lazo amarillo que estaba colgado en el Ayuntamiento de Lleida en abril de 2019 durante la campaña de las elecciones generales del 25A.

El diputado anticapitalista, que es también el secretario tercero de la actual Mesa del Parlament, ha tenido palabras de agradecimiento hacia los partidos (ERC y Junts) y entidades que se han solidarizado con él (Òmnium y ANC), que este lunes han enviado a sus representantes al acto que ha organizado la CUP frente al edificio del TSJC.

Según Pau Juvillà, si decidió no retirar el lazo amarillo que estaba colgado en las dependencias de la CUP del Ayuntamiento de Lleida, a pesar de que la Junta Electoral le requirió para que lo retira, es porque quería "defender el derecho a la libertad de expresión ante una situación -a su juicio- manifiestamente injusta".

"Es justo que se denuncie a la monarquía corrupta cantando, como lo es que en el Parlament se pueda hablar absolutamente de todo, o defender la libertad de expresión, pero el Estado español considera que aquello que es justo es delito, y por eso hay más de 3.000 represaliados que dan fe de ello", ha afirmado.

En su opinión, la Junta Electoral es un órgano político que trató de prohibir el uso de lazos amarillos para "invisibilizar la protesta contra la represión del Estado contra el independentismo".

En el mismo acto organizado por la CUP en solidaridad con Juvillà, la exdiputada de esta formación Gabriela Serra ha definido a su compañero juzgado como "un revolucionario", y ha apuntado que en un país donde "la justicia brilla por su ausencia" lo que le molesta al Estado "no es que no quitemos lazos o que seamos rebeldes, sino que somos revolucionarios".