Son tres figuras que en los últimos años ocupan o han ocupado portadas de periódicos, además de abrir titulares de informativos en radio y televisión. Desde jóvenes conocen los intríngulis de la política española, en buena medida por los cargos de responsabilidad que ocuparon sus progenitores. Quizá por ello estos tres protagonistas decidieron un día seguir el paso de sus padres.

Es el caso de Suárez Illana, el hijo del presidente del Gobierno durante la Transición, Adolfo Suárez, que este lunes es el foco de todas las miradas después de que Pablo Casado le haya elegido como número dos en las listas al Congreso de los Diputados por Madrid en las elecciones generales del 28-A.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha logrado alcanzar una mayor notoriedad que su padre, Santiago Abascal Escuza, pese a los destacados cargos en el PP vasco que ostentó este último. Fue miembro del Comité Ejecutivo de los populares en Euskadi o diputado en el Congreso de los Diputados por Ávila. En 2015, hijo y padre decidieron abandonar las filas populares, que por aquel entonces lideraba Mariano Rajoy, por las fuertes discrepancias que mantenían con la dirección. En 2016, Abascal padre fue candidato a Lehendakari por Vox, falleciendo un año más tarde.

Su hijo, que había sido fundador de la formación de extrema derecha en 2013, es uno de los políticos más conocidos de la actualidad, y que pasará su prueba de fuego en los comicios del 28-A, en las que Abascal será número uno al Congreso por Madrid por Vox.

También Jordi Pujol tuvo un heredero en la familia. Oriol Pujol, que en su adolescencia fue testigo de como su padre lo fue todo en la política catalana, tras 23 años ostentando la presidencia de la Generalitat de Cataluña.

Oriol Pujol Ferrusola ostentó entre 2012 y 2013 la secretaría general de Convergencia Democrática de Cataluña, y del que se vio obligado a dimitir después de resultar imputado por un delito de tráfico de influencias en un escándalo de corrupción. Motivo por el que ingresó en prisión.