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Del pacto fiscal a la república catalana: seis años de reuniones en Moncloa

En la relaciones entre el Gobierno central y la Generalitat siempre ha habido mucho encuentro "discreto" en los que se ha entrado más en materia que en las oficiales 

Del pacto fiscal a la república catalana: seis años de reuniones en Moncloa

 

AGENCIAS

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 27 ago 2018

Las entrevistas entre los sucesivos presidentes del Gobierno y los de la Generalitat nunca han sido fáciles; la de hoy, primera que mantienen Pedro Sánchez y Quim Torra, se inscribe en una secuencia que comenzó en 2012 y en la que se ha pasado de la propuesta de pacto fiscal al "república sí o sí" con la que acude el presidente catalán a la Moncloa. 

Estas reuniones casi siempre han tenido más de escenificación que de verdadera negociación, ya que en la relaciones entre el Gobierno central y la Generalitat siempre ha habido mucho encuentro "discreto" en los que se ha entrado más en materia.

1 de febrero de 2012 

Un mes y medio después de haber tomado posesión como presidente del Gobierno, Mariano Rajoy recibió el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en La Moncloa. 

Se trataba entonces de una toma de contacto y pesaba sobre esa reunión la crisis económica por lo que Artur Mas acudió a esa cita dejando en segundo plano su propuesta de pacto fiscal que había sido el principal reclamo electoral en 2010. 

De hecho, trece días después de aquella reunión CiU y PPC cerraban un acuerdo por el que los populares apoyaban los presupuestos de la Generalitat.

Sin embargo, las negociaciones sobre los Presupuestos Generales del Estado de ese año, los presupuestos "de los recortes", suscitaron los primeros problemas y en abril el Parlament de Catalunya aprobaba varias resoluciones denunciando que Cataluña sufría "un expolio fiscal" y en las que se pedía un pacto fiscal en la línea del concierto económico vasco.

20 de septiembre de 2012 

Así las cosas y con Cataluña anunciando un recurso ante el Tribunal Constitucional por los nuevos ajustes aprobados por el Gobierno central, Rajoy y Mas volvieron a reunirse.

El presidente de la Generalitat puso sobre la mesa el pacto fiscal y la multitudinaria manifestación independentista de la Diada, pero Rajoy, aunque se mostró dispuesto a revisar el modelo de financiación autonómica, rechazó de plano el pacto fiscal al considerarlo incompatible con la Constitución.

Artur Mas salió de la Moncloa y se desplazó a la sede de la Generalitat en Madrid para comparecer ante los medios y anunciar la adopción de medidas toda vez que el Gobierno de España había desperdiciado "una oportunidad histórica"; cinco días después disolvió el Parlament y convocó elecciones.

Con el Gobierno CiU-ERC las relaciones se siguieron enrareciendo con planteamientos independentistas cada vez más radicales y declaraciones de dirigentes del Gobierno como la polémica afirmación del entonces ministro de Educación, José Ignacio Wert, de que había que "españolizar" a los alumnos catalanes.

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En 2013 trascendió una reunión secreta entre Rajoy y Mas y ambos coincidieron en varios actos en Madrid y Cataluña, una vez que el Parlament ya había aprobado una declaración soberanista -suspendida por el Tribunal Constitucional-, se había constituido el pacto nacional por el derecho a decidir en Cataluña y se había anunciado un consulta soberanista para el 9 de noviembre de 2014.

30 de julio de 2014 

Mariano Rajoy y Artur Mas se reúnen en Moncloa y el tema central es la consulta del 9N.

"Ni se puede celebrar ni se va a celebrar", le dice el jefe del Ejecutivo al presidente de la Generalitat; "No hay plan B". Solo se dará una solución "estable" y "duradera" a través de una consulta, le responde Mas.

Al margen de la falta de acuerdo sobre la consulta, el presidente de la Generalitat acudió a la reunión con un documento de 23 propuestas divididas en seis ámbitos: económico, infraestructuras, social, administraciones públicas, lingüístico y cultural, y otros temas, que Rajoy se comprometió a estudiar "con ánimo constructivo". 

El Tribunal Constitucional suspendió de forma cautelar la consulta del 9N, pero esta se celebró y, según la Generalitat, el 80,9 por ciento de quienes participaron en ella optaron por la independencia.

20 de abril de 2016

Mariano Rajoy recibe a Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat desde enero tras el veto de la CUP a la candidatura de Artur Mas. 

Puigdemont se presenta en la Moncloa con una ponencia en marcha en el Parlament para tramitar las leyes de "desconexión" con el Estado y con un documento con 46 propuestas -exactamente el doble de las presentadas por Artur Mas- la primera de las cuáles es "la respuesta política a un mandato democrático" o, dicho de otra forma, la convocatoria de un referéndum de autodeterminación de Cataluña.

Rajoy dijo estar dispuesto a estudiar 45 de las 46 medidas, todas salvo el referéndum, y desde ahí la cosa fue a peor:

La mayoría independentista en el Parlament siguió adoptando decisiones que sistemáticamente eran recurridas por el Gobierno y declaradas ilegales por el Tribunal Constitucional.

El 1-0, la Declaración Unilateral de Independencia, la aplicación del artículo 155 de la Constitución, la huida de Puigdemont y algunos exconsellers, el encarcelamiento de otros, las elecciones de diciembre de 2017 con una nueva mayoría independentista y el acuerdo para elegir a Quim Torra cuando estaba a punto de expirar el plazo y Cataluña parecía abocada a nuevas elecciones, resumen la tensión de los últimos meses.

Hoy el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Quim Torra, en su primera reunión, pretenden rebajar esa tensión, aunque ambos parten de posturas que parecen irreconciliables: mientras Torra explicará cómo piensa culminar el ejercicio del derecho de autodeterminación en Cataluña, Sánchez le recordará que ese derecho no existe en la Constitución Española. 

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