La madre ha sido condenada a diez meses de cárcel por pegar a su hijo "dos bofetadas" cuando tenía diez años. Además también se ha establecido una orden de alejamiento del menor de 200 metros.
Al parecer el chico no quería ducharse y tras una discusión con su madre, esta le dio dos cachetes en la cara.
Por ello, la Audiencia de Pontevedra considera que la progenitora incurrió en un delito de violencia doméstica al estimar que "la represión ante una eventual desobediencia nunca puede justificar el uso de la violencia que la acusada ejerció".
La pena de cárcel ha sido sustituida por trabajos comunitarios ya que la mujer no cuenta antecedentes.