La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a cinco años de prisión a un acusado de apuñalar por la espalda a su esposa, que resultó gravemente herida, durante una discusión en el domicilio del matrimonio en la capital madrileña el 15 de abril de 2016.

En una sentencia la Audiencia impone a T.M.I. dicha pena como autor de un delito de lesiones con las circunstancias agravantes de parentesco y alevosía y además le prohíbe aproximarse a la víctima a menos de quinientos metros y a comunicarse con ella durante diez años.

Asimismo le condena a indemnizarla con 43.000 euros por las lesiones y las secuelas y con 6.000 por el daño moral; sin embargo, le absuelve del delito de maltrato habitual del que también estaba acusado.

La Sala declara probado que el condenado, de 52 años, mantenía una relación matrimonial con la mujer desde hacía aproximadamente treinta años que había ido deteriorándose especialmente desde que el primero se quedó en paro en 2013 hasta el punto de llevar vidas independientes aun cuando por razones económicas continuaban compartiendo el mismo domicilio.

Añade que pasados diez minutos de las cero horas de la fecha referida la mujer, M.P.C.M., le indicó a T.M.I. que bajara el volumen de la televisión que estaba viendo en la habitación que ocupaba.

El tribunal relata que en ese momento se produjo una acalorada discusión entre ambos durante la cual el acusado propinó a la mujer un violento puñetazo en el rostro y le asió el cuello zarandeándola, lo que provocó un forcejeo en el que el hombre clavó a la mujer un cuchillo en la espalda y a continuación la arrojó al suelo mediante un fuerte empujón.

La resolución señala que a continuación la mujer se levantó mareada y con dolor y se dirigió a su habitación sin que fuera consciente de la puñalada recibida y permaneció en el domicilio a lo largo del día atendida por el acusado pensando que el origen de su malestar estaba en la caída al suelo.

Agrega que al día siguiente, ante el agravamiento de la mujer, que se encontraba con dificultades para respirar y sin poder valerse por sí misma, el acusado decidió llamar al Samur, lo que salvó la vida de su esposa.

Para la Sala no ha quedado acreditado que durante la relación matrimonial el acusado agrediera e insultara constantemente a su mujer.