Ismael Rodríguez, el cazador que disparó mortalmente a dos agentes rurales en Aspa (Lleida) el 21 de enero de 2017, confesó que los había matado de un tiro en la cabeza, según ha relatado hoy en el juicio que se celebra en Lleida otro de los cazadores que fue ese día al coto en el que ocurrieron los hechos.

Este cazador ha presentado declaración este martes en la Audiencia de Lleida en el segundo día del juicio contra Ismael Rodríguez, para el quien el fiscal pide 48 años de prisión por sendos delitos de asesinato.

El testigo ha explicado que, cuando se acercó al coche en el que él y otras cuatro personas habían viajado ese día desde Terrassa (Barcelona) para cazar, Rodríguez le confesó que había matado a dos agentes rurales.

A la pregunta de si los agentes estaban muertos o solo heridos, el acusado afirmó: "No vayas, están con la cabeza abierta".

Por este motivo, ha explicado el cazador, ya no se desplazaron hasta el lugar exacto de los hechos, ya que, además, ha dicho, estaban todos "muy nerviosos".

Las declaraciones de este cazador coinciden con las del resto del grupo, ya que todos ellos han explicado que Rodríguez reconoció siempre que había matado a dos personas.

Por otra parte, el grupo que viajó el 21 de enero de 2017 hasta Aspa ha reconocido que el imputado no quiso huir en ningún momento, pese a que "podría haberlo hecho".

Asimismo, dos de los cazadores han explicado que, al conocer la tragedia, instaron a Rodríguez a llamar a los servicios de emergencias y que, "en ningún momento" este se negó.

También han prestado hoy declaración como testigos el padre del acusado y la actual pareja de este.

El primero, visiblemente emocionado y hablando en ocasiones entre sollozos, ha lamentado lo ocurrido y ha dicho que no puede entender cómo su hijo había podido hacer eso: "Mi hijo es un trozo de pan. Nunca ha tenido problemas con nadie; en la familia pensamos que es imposible lo que ha pasado", ha dicho.

Sí que ha admitido que su hijo había tenido problemas de conducta de pequeño, especialmente por falta de atención en clase, por lo que una profesora les aconsejó que le llevaran al psicólogo, aunque el especialista al que visitaron no les dio ningún diagnóstico.

Cuando era ya más mayor, el padre ha explicado que su hijo se quedaba en ocasiones "en blanco", sobre todo cuando vivía momentos de tensión: "Ahora, después de todo lo ocurrido, relacionamos esos lapsus que sufría", ha señalado.

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La actual pareja de Rodríguez ha sido la última en testificar. La joven fue pareja del acusado hace siete años y decidió retomar su relación con el acusado después de sus visitas a la prisión de Ponent (Lleida).

Ha declarado que Rodríguez a veces se "queda en las nubes" durante hasta 20 minutos: "Él puede seguir haciendo otras cosas, pero notas que está con la mirada perdida y le tienes que decir que baje de las nubes", ha asegurado.

Finalmente, la novia, embarazada de pocos meses del acusado, le ha definido como "cariñoso y buena persona".