El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se han reunido este lunes de cara a la próxima cumbre de líderes y han tratado varias asuntos centrándose en "reforzar" la organización así como en los desafíos que plantean Rusia, China y los ciberataques.

El contacto entre ambos se enmarca en la ronda de Stoltenberg con los líderes aliados antes de la cumbre del próximo 14 de junio, que será la primera visita exterior de Joe Biden como presidente de Estados Unidos.

Stoltenberg, tras el encuentro, se ha dirigido a la prensa para tildar como "bueno" el encuentro en el que se ha abordado "la mayor parte del tiempo" el objetivo de la cumbre que busca "una agenda ambiciosa y con visión de futuro sobre cómo seguir reforzando nuestra alianza".

"Estamos de acuerdo en que, en un mundo más competitivo, necesitamos reforzar la OTAN. Nos enfrentamos a retos de seguridad que ningún aliado puede afrontar en solitario. Por lo tanto, tenemos que permanecer juntos en la OTAN", ha aseverado Stoltenberg.

En lo que respecta a otros puntos, el secretario de la OTAN ha considerado que "el mayor reto" es el mundo "imprevisible" en el que vivimos y se ha referido específicamente a Rusia por ser "responsable de acciones agresivas contra los vecinos", a China por su "coacción" e "inversiones en nuevas capacidades militares", y a las "amenazas cibernéticas".

La OTAN considera la próxima cumbre como la mejor oportunidad para revitalizar las relaciones trasatlánticas y reivindicar la propia organización tras las turbulencias vividas durante la etapa de Donald Trump. La cita servirá para dar el visto bueno a los planes de Stoltenberg para modernizar la Alianza, marco en el que la organización militar quiere actualizar su concepto estratégico para abordar nuevos desafíos y responder al auge de China en la esfera internacional.

La nueva agenda de la Alianza Atlántica viene acompañada del compromiso de aumentar el gasto en Defensa, un caballo de batalla en el seno de la organización los últimos años y un asunto en el que Trump centró la acción estadounidense en la OTAN.