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La agente de la Urbana sospechosa de matar a su novio culpa a su examante y pide la absolución

Asegura que no denunció los hechos y acató órdenes de su expareja por "miedo insuperable"

La agente de la Urbana sospechosa de matar a su novio culpa a su examante y pide la absolución

Europa Press

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 15 may 2019

La agente de la Guardia Urbana Rosa Peral, principal sospechosa del asesinato de su novio, también policía de este cuerpo Pedro R., reclama en su escrito de defensa su absolución y se desmarca completamente del crimen culpando de todo a su examante, Albert López, también urbano e investigado en este caso.

En el escrito de conclusiones provisionales de su defensa, su abogada, Olga Arderiu, relata que Rosa Peral y la víctima emprendieron una relación y, después de dos meses, empezaron a convivir juntos; estaban muy enamorados y decididos a formar una familia: "Se prometieron, a la par que empezaron a intentar concebir un hijo".

Esa decisión suscitó que su examante, Albert López, cuando supo de la relación a finales de enero de 2017, se enfadara y enviara multitud de mensajes a Rosa Peral insultándola y amenazándola: "Nunca jamás te perdonare ni a ti ni a él y si algún día dejo de ser policía y me importa una mierda esta vida, ¡recuerda! ¡Esto no quedará así te lo aseguro!".

Según el escrito, Albert López "estaba tan enfermizamente obsesionado que incluso seguía teniendo colgado en su domicilio un cuadro de grandes dimensiones de Rosa con él y tenía un corcho en su habitación con fotos de Rosa, todas ellas antiguas; a pesar de que Rosa ya había decidido compartir el resto de su vida con Pedro y tener un hijo juntos; extremos que Albert nunca quiso tolerar".

Por todo ello, según la defensa de Rosa Peral, el 1 de mayo de 2017, Albert López se presentó en su casa de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) cuando estaban sus dos hijas menores --de 4 y 6 años-- y Pedro R. "ataviado con guantes y una braga y portando una mochila en el hombro, de la que sobresalía un palo".

Obligó a Rosa Peral "a que le entregara su teléfono móvil, mostrándole que llevaba consigo su arma reglamentaria", y ella accedió, y actuó en todo momento atemorizada por que pudiera hacer daño a sus hijas.

"A continuación, Rosa escuchó muchos golpes muy fuertes" en el sótano de la casa, donde esta Pedro R., y una o dos horas después pudo ver a Albert López en el patio con una hacha y con salpicaduras de sangre en la cara, según su versión.

La defensa de Rosa Peral asegura que "si bien intentó llamar a la policía, no pudo hacerlo dado que Albert López le había confiscado su teléfono móvil y el teléfono fijo de casa no funcionaba; además, el pánico que sentía por lo que pudiera pasar a sus hijas, la paralizaba".

En la misma línea, justifica que tardara unos días en acudir a la policía porque estaba atemorizada por Albert López, que la amenazaba a ella y a sus hijas, y por ese mismo motivo le acompañó hasta el pantano de Foix donde, según su versión, Albert López hizo explotar el coche de Pedro R. con su cuerpo dentro --donde fue hallado varios días después, el 4 de mayo de 2017--.

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