La Abogacía del Estado ha solicitado la absolución de cuatro de los agentes que integraron la comitiva policial que entró, tirando la puerta con un ariete, a un piso de Madrid donde se celebraba una fiesta el 21 de marzo de 2021, algo entonces prohibido debido a la pandemia de COVID-19.

Al igual que hizo el subinspector a cargo de dicho operativo y otro de los agentes que participaron, defendidos por letrados particulares, estos cuatro funcionarios -representados por la Abogacía del Estado- consideran que no incurrieron en ningún delito, según el escrito al que ha tenido acceso Efe.

Pero en el caso de que el tribunal considerase que si existe delito, solicitan que se les aplique la eximente completa de cumplimiento de deber o ejercicio legítimo del derecho, oficio o cargo, como también solicitaba la Fiscalía.

La Abogacía sostiene asimismo que, al no existir responsabilidad penal, "no cabe atribuir tampoco la responsabilidad civil directa de los acusados, ni subsidiaria del Estado".

Tras la presentación de los escritos de acusación y defensa, el titular del juzgado de instrucción número 28 de Madrid ha fijado para el próximo 10 de junio la audiencia preliminar en la que decidirá si decreta la apertura de juicio oral, como contempla la Ley del Tribunal del Jurado.

Este caso, conocido como "la patata en la puerta" y que se hizo viral tras la grabación que efectuaron las personas que estaban el piso, tuvo lugar el 21 de marzo de 2021 en un piso de la calle Lagasca de Madrid, donde había una fiesta con varias personas, algo prohibido en ese momento de la pandemia.

En el escrito de defensa, la Abogacía del Estado defiende que el subinspector a cargo del operativo, tras llamar insistentemente sin obtener respuesta, advirtió a los asistentes a la fiesta de que "podrían incurrir en un delito de desobediencia o resistencia flagrante que ampararía la entrada" en el piso y que estos se negaron a abrir la puerta.

Indica que se trataba de un "piso turístico" y que el subinspector, "con el pleno convencimiento" de que los asistentes estaban cometiendo un delito flagrante, ordenó la entrada, y justifica que se hizo con un ariete porque los métodos que se intentaron previamente, menos lesivos, fueron infructuosos.

También señala que a los detenidos se les informó de los derechos que les asistían y que no se detuvo a aquellos asistentes que manifestaron espontáneamente que querían abrir la puerta y cumplir las órdenes.