Practicar deporte tiene su riesgo, por muy bien que estés preparado y en la mejor forma posible. Nadie te libra de una lesión ya seas deportista de alto nivel, aficionado o incluso, político. 

El arte de regir los asuntos públicos no te conceden inmunidad a la hora de evitar lesiones. Es lo que le ha pasado a Albert Rivera, el líder de Cs que se lesionaba jugando al tenis y no podía acudir a actos políticos ya previstos durante unas horas. Después le hemos visto en Navarra, en Alsasua apoyándose en muletas. No ha sido el único al que el deporte le ha obligado, incluso, a pasar por el quirófano como le ocurrió a Soraya Sáenz de Santamaría que se rompió el tabique nasal con un bastón esquiando. José María Aznar, siendo presidente del Gobierno, también se rompía el menisco lateral interno de la rodilla izquierda practicando esquí, una lesión que arrastraba desde hacia tiempo. Jordi Pujol también tuvo que pasar por el quirófano al dañarse una rodilla durante una jornada de senderismo. 

A José Luis Rodríguez Zapatero su gran aficción al baloncesto también le pasó factura. En el día de su 45 cumpleaños se lesionaba la mano mientras jugaba un partido con algunos amigos durante unas vacaciones en Tenerife.  Y Alberto Ruiz Gallardón tuvo como compañeras durante semanas a las muletas al dar un mal paso, siendo alcalde de Madrid.