Ayer arrancó en el Congreso la XIII Legislatura y no pasó desapercibida. Desde antes de que arracase la sesión constitutiva los partidos ya empezaban a posicionarse, algunos literalmente como Vox, que varias horas antes de que comenzase la sesión se colocó en los asientos socialistas. Abascal se sentó justo detrás de Sánchez, lo que provocó un frío saludo entre ambos cuando el líder socialista llegó a su sitio.

Justo antes de que comenzase la sesión se produjo uno de los momentos que más acaparó la atención, los políticos independentistas en prisión preventiva llegaron al hemiciclo entre aplausos de afines, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, recibió con un abrazo a Oriol Junqueras.

Una vez comenzó la sesión los comentarios se centraron, sobre todo en redes sociales, en el presidente de la Mesa de Edad, Agustín Javier Zamarrón, por el parecido físico que los usuarios le encontraban con el dramaturgo español Ramón Valle-Inclán o con el director del mágico colegio de Howards, Albus Dumbledore. Pero no solo fue por el físico, sino que también se comentó la manera en la que se refería a las aglomeraciones que se realizaron en la primera votación para elegir a la presidenta del Congreso, que formaron "una cola más grande que la del pan" y dejaban el foso "próximo a la trombosis". Algunos diputados aprovecharon estas aglomeraciones para saludar a otros, como Junqueras, que se acercó a Sánchez para transmitirle la necesidad de hablar. La votación también dio de que hablar por la inaccesibilidad del hemiciclo, que hizo que el presidente tuviese que subir la "sacra urna" hasta el asiento de Echenique una vez habían votado todos los diputados.

En esta sesión se decidió la presidencia del Congreso, aunque tuvo que ser en dos votaciones. Meritxell Batet no alcanzó la mayoría absoluta necesaria en la primera votación por un voto y salió elegida como presidenta de la cámara en la segunda votación, en la que una mayoría simple, con los mismos votos que en la primera ronda, fue suficiente. 

La nueva presidenta tomó posesión del cargo y después lo hicieron los diputados de los diferentes partidos políticos. En ese momento la polémica se volvió a hacer con el hemiciclo. Las fórmulas empleadas para acatar la constitución por los diputados independentistas no gustó al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que se levantó y protestó a la presidenta que se lo permitiese.