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VIVIENDAS INDUSTRIALIZADAS (Previsión)

Crece la demanda de casas industrializadas por coste, rapidez y eficiencia

La demanda de casas prefabricadas e industrializadas ha crecido de un 30 a un 60 % en España tras la pandemia por la rapidez de construcción de estos edificios, la eficiencia energética que proporcionan y unos precios más bajos que la edificación tradicional. ,Según la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), el mercado de estas construcciones en España es aún "residual" y supone el 1 % del total de viviendas, frente a países como Alemania, donde representa el 9 %; H

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 12:06

La demanda de casas prefabricadas e industrializadas ha crecido de un 30 a un 60 % en España tras la pandemia por la rapidez de construcción de estos edificios, la eficiencia energética que proporcionan y unos precios más bajos que la edificación tradicional.

Según la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), el mercado de estas construcciones en España es aún "residual" y supone el 1 % del total de viviendas, frente a países como Alemania, donde representa el 9 %; Holanda, con un 50 %, o Suecia, donde este tipo de casas alcanza ya casi la totalidad de la producción.

PEP es una asociación sin ánimo de lucro que promueve los edificios pasivos de España bajo el estándar Passivhaus, con un consumo energético prácticamente nulo, y que pone el foco en las casas industrializadas como alternativa "más sostenible y segura" que la vivienda tradicional.

El vicepresidente de la entidad, Arturo Andrés, explica a Efe que, tras el confinamiento, la solicitud de casas industrializadas ha crecido porque la gente ha empezado a replantearse sus viviendas y a buscar alternativas fuera de las ciudades con dos prioridades: el tiempo de construcción y el bajo consumo energético.

"Ahora buscan una vivienda nueva, con más confort energético, con un presupuesto cerrado, y lo quieren ya", señala Andrés, por lo que apuestan por este tipo de construcción, que permite disponer de una vivienda "en pocos meses".

El coste también es más bajo, entre un 10 y 15 % menos que el de la construcción tradicional, apunta, aunque asegura que el reclamo principal para escoger una vivienda de este tipo "no debe ser el precio", ya que en algunos casos implica calidad menor.

En este sentido, señala la diferencia entre casas prefabricadas e industrializadas: las primeras, más baratas, ya están construidas en fábricas y el cliente se adapta a los diseños disponibles; mientras que las segundas se diseñan en función de la solicitud del usuario y una parte de las piezas se realiza en la fábrica, pero el montaje final se hace en el mismo terreno.

La empresa catalana Home Center, que realiza estos dos tipos de construcción, explica que, en su caso, la demanda se ha multiplicado por tres después de la COVID-19.

El consejero delegado de la compañía, Xavier Sitges, destaca que han pasado de 100 solicitudes mensuales a 350, una cifra que también se refleja en la facturación, con una previsión de 6 millones de euros para 2021, frente a los 3 millones de 2020 y los 4 millones de 2019.

Sitges considera que la construcción industrializada "se está poniendo de moda en España" porque el cliente "ve muchas más ventajas" que en la construcción tradicional.

Algunos de estos aspectos son el precio -que en su caso va de los 30.000 a 250.000 euros en prefabricadas y de 45.000 a 450.000 en industrializadas-, el ahorro de tiempo -de 3 a 6 meses desde que obtienen la licencia- y una menor huella medioambiental, que se reduce entre un 5 y un 25 % dependiendo del material constructivo.

En el caso de Arquima, que se dedica a la construcción de casas pasivas mediante la industrialización, este auge no se corresponde al precio sino "a la búsqueda de la salud, de una casa pasiva eficiente y de calidad", señala el director general de la compañía, José Antonio González.

Destaca que este crecimiento se empezó a notar hace tres años gracias a un cambio de concepto: "Antes se relacionaba industrialización con construcción barata y de baja calidad, pero ya está cambiando".

Ahora, tras la pandemia, este crecimiento se ha disparado: su facturación subía de media un 5 % en los últimos años y en 2021 prevén crecer un 50 %.

En su caso han notado la alta demanda de viviendas pasivas de clientes que buscan la "alta calidad y sostenibilidad", con casas que alcanzan un ahorro energético del 50 % con la certificación Passivhaus o incluso superior, "no hay límite", asegura.

Las dos empresas coinciden en que la industrialización ofrece "las mismas garantías o incluso más" que las construcciones tradicionales y aseguran que seguirá creciendo durante los próximos años en el sur de Europa.

Una opinión que también comparte Arturo Andrés, que opina que la introducción de la tecnología en la construcción ha supuesto un cambio de idea en muchas personas, que "antes asociaban este tipo de construcciones a los 'campings', pero no a una primera residencia".

"En España aún se conoce poco", apunta, debido a que "estamos acostumbrados a vivir en bloques y las viviendas unifamiliares aún se consideran un lujo".

Ahora, opina, la demanda de casas y edificios industrializados aumentará, sobre todo por las grandes promotoras, que apuestan "cada vez más" por este sistema constructivo, con un modelo mixto que combina la construcción tradicional de algunos elementos con la industrialización.

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