El consejo de Juan Hidalgo, empresario, a los jóvenes que quieren emprender: "Hay que tenerlo muy claro y luego hay que buscar subvenciones"

Emprender es un camino lleno de desafíos que no todo el mundo está preparado para recorrer. Esta es una de las principales advertencias que lanza Antonio Hidalgo en el podcast The Wild Project  , un empresario de éxito con una 'espectacular trayectoria' forjada desde cero. En una intervención reciente, Hidalgo ha compartido su visión sobre cómo gestionar una empresa, especialmente dirigida a los jóvenes emprendedores que se plantean iniciar un negocio. Sus consejos, directos y basados en la experiencia, se alejan de las fórmulas mágicas y se centran en la mentalidad, el compromiso y la estrategia que, según él, marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Cómo gestionar una gran derrota

Uno de los momentos más críticos para cualquier negocio es enfrentarse a un revés importante, ya sea una crisis económica, un 'hachazo bestia' en los resultados o incluso una quiebra. Ante este escenario, la recomendación de Hidalgo es clara y contundente: la inacción es el peor enemigo. 'La palabra es muy jodida, pero lo que yo recomiendo, desde luego, no es irte al sillón de casa y tumbarte', afirma. En su lugar, insiste en que hay que 'buscar las soluciones que en aquel momento te puedas permitir'. La clave, subraya, es no decaer por haber tenido un fracaso y mantener una actitud proactiva para superar la adversidad.

No todos tienen condiciones de ser empresario

Juan Hidalgo

Empresario

El ADN del verdadero empresario

Más allá de la resiliencia, Hidalgo pone el foco en una condición que considera indispensable para emprender. Antes de dar el primer paso, un joven debe preguntarse si de verdad tiene la madera necesaria. 'Lo primero, que tenga condición de ser empresario. No todos tienen condiciones de ser empresario', sentencia. Para él, esta condición se traduce en una dedicación total, muy alejada de la mentalidad de un trabajador por cuenta ajena. 'Ser empresario significa que vas a tener que estar las 24 horas del día con el negocio', porque no tiene un horario de entrada y salida; su implicación debe ser constante.

Esta convicción debe ser el motor principal. Una vez que se tiene una idea clara y se toma la decisión de ponerla en marcha, no hay lugar para las dudas. 'No dar marcha atrás ni mirar para atrás', aconseja. Hidalgo advierte sobre el peligro de empezar a 'divagar' sobre si la decisión fue correcta o no, ya que esa incertidumbre puede paralizar el proyecto. La determinación es, por tanto, uno de los activos más importantes del emprendedor.

No dar marcha atrás ni mirar para atrás

Juan Hidalgo

Empresario

El papel de las subvenciones y el entorno

En cuanto a la financiación, el empresario ofrece una perspectiva pragmática sobre las ayudas públicas. Considera que buscar subvenciones es una buena estrategia, pero con un matiz crucial: 'Ojo, que no sean para empezar el negocio, porque como sean para empezar el negocio, seguro que no llegas'. Hidalgo recomienda tener 'un pequeño remanente' o una ayuda familiar para arrancar, y ver las subvenciones como un complemento que llegará más adelante, no como la base sobre la que sustentar el lanzamiento. Depender exclusivamente de ellas desde el inicio es una fórmula para el fracaso.

Asimismo, destaca la importancia de no ser un 'niño de papá' a quien se lo dan todo hecho, ya que vivir y 'mamar' las dificultades del negocio desde el principio es lo que, en muchas ocasiones, evita que se venga abajo. Este proceso de aprendizaje pasa por 'estudiar bien la zona', definir los productos y estar siempre atento a la competencia. 'Tienes que estar viendo qué dan, qué hacen, qué no hacen. Tienes que estar en el mercado', explica.

Finalmente, Hidalgo desmitifica la idea de que exista una personalidad única para el éxito. No cree que sea necesario 'tener mala leche' para ser un buen líder. Un carácter más agresivo puede funcionar, pero también 'un talante moderado' con el que los trabajadores se sientan más a gusto. Para él, la clave no está en un rasgo de carácter concreto, sino en la capacidad de adaptarse a cada situación y equipo. En sus propias palabras, se trata de saber 'torear'.