José Luis Picón

La muerte es una obsesión en la obra de la artista Cristina Lama (Sevilla, 1977), pero no es una obsesión temerosa u oscura, sino lúdica e irónica, como se puede ver en la exposición que inaugura este viernes en la sala de La Coracha del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga.

Esqueletos que fuman en pipa o que juegan a las cartas, fantasmas o murciélagos son frecuentemente los protagonistas del medio centenar de piezas que componen la exposición, creadas por la artista en los últimos diez años.

"Todas las obras surgen de estímulos, de sueños, de la literatura, del cine o de experiencias personales, y algo trascendente puede ser el punto de partida de un trabajo", ha explicado la artista en la presentación de la muestra.

Sobre esas influencias literarias, cita a Julio Cortázar o Guadalupe Dueñas, aunque Lama asegura que son muchos autores los que le sirven de estímulo, y depende del libro que esté leyendo en el momento de dar las primeras pinceladas a un lienzo.

Su visión de la muerte "no es temerosa", precisa la artista, que deseaba ver por primera vez juntas sus obras de los últimos diez años para comprobar "cómo dialogaban" y está "muy contenta" del resultado.

Explica sobre el proceso de creación de estas piezas de gran formato que no trabaja "muy rápido, pero sí muchas horas", y se considera "muy insistente" con cada obra.

"Lo habitual es tachar muchos óleos, retirar pintura con la espátula o pintar encima", señala Lama, que después de una primera etapa con acrílicos trabaja ahora casi siempre con óleo sobre lienzo y, en los últimos años, también sobre lino, que "aporta perdurabilidad y resiste mejor el paso de los años".

Por su parte, el comisario de la exposición, Fernando Francés, ha apuntado que en estos diez años de carrera se repasa "el mundo literario, fantástico e irónico que tiene la artista, lleno de simbología, de pensamientos y de elementos recurrentes".

"Hay una reflexión sobre qué hacen todas estas almas penando por el mundo como fantasmas, como personajes de un teatro que nos habla de un devenir inmediato, y en el que se mezclan recuerdos infantiles, vivencias personales e iconografías que se graban en la memoria del artista de forma inconsciente para representar de forma lúdica la muerte", ha añadido Francés.

Estos cuadros "no expresan tristeza, agresividad ni terror", y por ejemplo sus murciélagos "parecen cómicos", según el comisario, que ha resaltado que Lama "ha encontrado un lugar y un escenario muy particular, nada copiable y muy identificable", porque tiene "un sello personal que le identifica y su obra es reconocible a decenas de metros".