Rosa Díaz

La estrella del trap-pop Bad Bunny, el rapero londinense Stormzy y el 'grime' de Skepta brillarán en el Sónar Barcelona, que mañana inicia una edición repleta de referentes de la música urbana internacional, que promete ser "la mejor de la historia", pero que ha empezado tras "la peor crisis".

El conflicto laboral que amenazó con anular el festival y el cambio de fechas que se han visto obligados a aceptar los organizadores han sido dos problemas "muy graves" que el codirector Sergi Caballero ha considerado superados.

"Ahora toca divertirnos porque tenemos un cartel estupendo y éste va a ser el mejor Sónar de la historia", ha dicho.

Efectivamente, el material musical de este año es de primera clase, con espacio para estrellas globales como el puertoriqueño Bad Bunny, que ha llegado a lo más alto uniendo trap, pop y reggeton.

Pero también hay sitio para los clásicos Underworld y Matthew Herbert, la música de baile de Disclosure y Kalkbrenner y las propuestas más personales y rupturistas de Arca, Sevdaliza, Lyzza, Slikback, Petite Noir y Jlin.

"Tras diez días muy difíciles finalmente podemos abrir puertas y dedicarnos a la que tendría que haber sido nuestra única preocupación: ofrecer una edición marcada por la diversidad, en la que la programación seguirá siendo fiel a su filosofía y presentará propuestas de artistas que se salen del molde y se mueven por los márgenes geográficos y sonoros", ha señalado el codirector Ricard Robles.

Todo está a punto para recibir a los más de 300 artistas llegados de los cinco continentes que conforman el cartel, aunque los escenarios finalmente los han montado empresas contratadas en el último momento porque los empleados habituales están en huelga.

La decisión de Fira Barcelona, donde se celebra el Sónar, de contratar otras empresas para suplir a los huelguistas ha provocado una demanda en los tribunales que todavía no está resuelta, pero el juez ha tomado medidas para que este conflicto no afecte al festival de música.

Tras superar lo que los organizadores consideran "su peor crisis", en la que se han sentido víctimas de un conflicto ajeno y poco apoyados por las instituciones que forman parte del consorcio de Fira de Barcelona, Sónar tiene todo listo para recibir entre 110.000 y 125.000 espectadores, como cada año, siempre y cuando el festival sea capaz de vender durante esta semana las entradas que no se vendieron la pasada por la incertidumbre.

El festival de música, creatividad y tecnología reunirá, desde mañana y hasta el 21 de julio, 140 espectáculos, 32 de ellos creados por músicos españoles y el resto procedentes de todos los rincones del planeta, con especial atención a Latinoamérica y África.

El Sónar se celebra este año en unas fechas tardías para un festival arraigado en el mes de junio desde hace 26 años, porque el recinto estaba ocupado por una feria de maquinaria durante el fin de semana que el evento ocupa habitualmente.

Los organizadores están descontentos con este cambio de fechas y esperan que no vuelva a suceder, pero han hecho de la necesidad virtud y han intentado atraer a los estudiantes que en junio tienen más problemas para asistir.

Con la esperanza de que el sol no derrita al público del Sónar durante los conciertos diurnos, los programadores han preparado un programa diverso, con fuerte presencia de artistas nacionales, como Bad Gyal, Dellafuente o Cecilio G.

Destacados nombres de la nueva música negra, como Kaytranada o Vince Staples, acercarán el hip hop a la electrónica en el Sónar nocturno, en escenarios cercanos a donde Four Tet presentará una sesión totalmente a oscuras.

Esta edición propone además una escucha atenta a los distintos rincones sonoros del mundo, con una muy destacada presencia de las nuevas sonoridades de África, como Petite Noir o Deena Abdelwahed, y de Latinoamérica, con Nicola Cruz y Dengue Dengue Dengue.