Brian Bujalance.

Sin móviles y ante solo unas 200 personas, Zahara ha dado este miércoles en Madrid un concierto íntimo y vibrante, un ensayo general que ha permitido conocer cómo será su nueva gira, que arrancará en junio y recibe el mismo nombre que su último disco, "Puta".

La sala La Riviera ha acogido un concierto al que los asistentes pudieron acceder a través de invitaciones conseguidas tras superar las pruebas que la artista y la plataforma de música de Mahou, organizadora de la gira, plantearon en las redes sociales.

"Muchas gracias por venir a este ensayo general de 'la Puta Gira'. Soy Zahara. El show es tal y como será la semana que viene en nuestro primer show. Lo que vais a ver es la presentación del disco y un repaso por todos mis discos y estilos que he llevado", precisó la cantante, que advirtió que el evento estaba abierto "a que nos equivoquemos muchísimo".

Y así fue. A las dos primeras canciones hubo un parón para arreglar unos problemas técnicos que rápidamente se solucionaron. Obstáculos de un ensayo en el que al principio no se escuchaba bien la voz.

Pero el concierto continuó con todo solucionado y los temas "Canción de muerte y salvación" e "Inmaculada decepción", momento en el que aparecieron las bailarinas.

Fuera casualidad o no, los espectadores se animaron en la sexta canción a cantar con la jiennense con "El deshielo". Zahara cautivaba al público con las canciones y la puesta en escena, como cuando se puso una banda azul con el nombre de su disco en dorado, la misma que portaban numerosos espectadores en la sala.

La cantante se mostraba feliz en una escenografía completamente roja, al igual que su vestimenta. La ocasión bien lo merecería. Estaba inaugurando su gira ante amigos y un público fiel tras el frustrado intento de 2020 por la pandemia.

Junto a su formidable voz, a la artista, que se atreve a cantar mientras toca el bajo, la guitarra, la batería o el teclado, le acompañaban solamente dos bailarinas, una mesa de mezclas y un teclado.

La polifacética artista, nacida en Úbeda en 1983, contaba a Efe en una entrevista que en "Puta" pretendía hablar de todas las mujeres maltratadas, pero le surgió durante el confinamiento hablar de ella misma. De ello ha hablado a través de canciones como "Taylor" o "Negronis y martinis".

Antes de llegar a la mitad del "ensayo" dio las gracias "de verdad" tras escuchar numerosos vítores entre sus seguidores. "Precisamente ese te queremos es de lo que va todo, de este amor que solo sucede aquí, que es un amor extraño".

"Tenía que vivir sin vuestro amor porque tenía que encontrar el mío. Pensé que en realidad os odiaba. Las canciones son fotos de un momento y en ese momento odiaba a todo el mundo y odiaba al amor porque exigía mucho", explicaba.

El ecuador del concierto servía para dar a conocer a través de varias pantallas instaladas las fechas de una gira que arrancará el próximo 12 de junio en Madrid en la misma sala en la que ha realizado este ensayo piloto, en La Riviera.

A lo largo de las dos horas que duró el concierto se escucharon una veintena de temas, entre los que faltaron canciones populares como "Con las ganas" pero sí estuvieron otras como "Hoy la bestia cena en casa".

Rumbo al final del "ensayo general" el escenario cambió. Una decena de espejos y un ritmo mucho más potente dieron paso a un estilo más electrónico.

Zahara y su equipo bailaron, saltaron y sudaron por todo el público asistente que, sentados en sus sillas, disfrutaron al final del evento de un espectáculo puro de tecno.

A modo de despedida, con un vestido blanco y como si fuera a sorprender con otra nueva interpretación, la artista se marchó con "Dolores", porque, dijo, "no puedo quedarme callada". Dentro de un mes volverá al mismo sitio y verá su gira hecha realidad. EFE.