Marta Salguero

Cuenta atrás para uno de los festivales más auténticos y longevos de España, el Pirineos Sur. Auténtico porque acerca músicas del mundo y ritmos exóticos difíciles de escuchar, y longevo porque fue uno de los primeros en nacer, antes incluso de las que hoy se consideran las grandes citas musicales de España, hace ya 27 años.

Pero, además, tiene algo que lo diferencia del resto, que lo hace único. No hay ningún festival en España que esté enclavado en un entorno natural tan impactante como éste, en pleno Valle de Tena y, en esencia, en el embalse de Lanuza, donde los artistas interpretan sus temas desde un escenario flotante. De fondo, la peña Foratata vigila el festival.

Los incondicionales de Pirineos Sur Festival Internacional de las Culturas lo saben y por ello acuden religiosamente a esta cita anual, después de sacar su entrada, antes incluso de conocer el cartel. Confían en que el criterio es bueno porque "conocen la marca", afirma el director del festival, Luis Lles. Una marca que Pirineos Sur lleva tatuada a fuego y que se asienta en la cultura de la diversidad.

Esa es la esencia, un festival abierto al mundo en el que caben músicas exóticas y contemporáneas, mezcladas con el hip hop, el rock o el jazz; una apuesta que va más allá de la música y que es capaz de atraer a 60.000 personas del 13 al 29 de julio.

Esas fueron, al menos, las cifras del año pasado. ¿Se repetirán este año? Teniendo en cuenta que en la edición anterior se batieron "todos los récords", es probable que este año no se alcancen esos números pero "como mínimo" la rondarán, apunta Lles. "Este año hay figuras atractivas, pero quizá no tienen el tirón popular que tenían el año pasado", sostiene.

A ello hay que añadir la competencia que existe. "Hay una festivalitis tremenda y eso también puede restar público", añade. Pero otra vez la marca Pirineos Sur sale en defensa del festival. "Funciona por sí sola, está totalmente establecida", dice.

Y esa esencia comenzará a latir este viernes, a las 22.00 horas, con el panameño Rubén Blades, que actuará en un escenario que conoce bien, ya que ésta será la tercera vez que este maestro de salsa actúe en Pirineos Sur. Los ritmos de América Latina continuarán sonando esta primera noche con la actuación de Los Mirlos, de Perú, y King Coya, de Argentina.

El primer día dará paso al eje central del festival: los conciertos que se enmarcan en el "Global Groove". Según la organización, este concepto nació asociado al jazz pero con el tiempo se aplicó a otros géneros. "Es un impulso que incita al baile, gracias a un ritmo repetitivo y expansivo".

Con este impulso, el ciclo abarca el "afrobeat" del hijo de Fela Kuti, el hip hop aflamencado de ToteKing, pasando por los ritmos cubanos de La Dame Blanche y el Funky de Abdul & The Gang.

En total se celebrarán diez conciertos, repartidos en siete días entre Lanuza y Sallent de Gállego, y el cartel lo completan Batuk, Baloji, MANS O, Chassol, Sons Of Kemet y K.O.G & The Zongo Brigade.

Después será el turno del brasileño Gilberto Gil, quien fue uno de los primeros en subirse al escenario de Lanuza y que 25 años después volverá a hacerlo el 21 de julio.

La noche más festivalera de Pirineos Sur llegará el 27 de julio con el sobrenombre de "Gitano mix" y seis horas de música. La rumba de Gipsy Kings, los ritmos electrónicos de Shantel & Bucovina Club Orkestar, el flamenco de Diego Carrasco y el trap urbano de Chavea Music Factory harán vibrar el anfiteatro de Lanuza.

Pero Pirineos Sur no solo es música; es también cultura. Por eso, la programación excede el auditorio de Lanuza y se extiende por el Valle de Tena con el mercado de las culturas en Sallent de Gállego, espectáculos de teatro y circo, pasacalles y talleres.