Marcos Díaz

El músico asturiano Nacho Vegas considera que las canciones son, básicamente, hechos emocionales y una manera de tratar de comprender la vida y el mundo cuando lo que sucede se vuelve demasiado complejo o demasiado absurdo, aunque afirma que estas suelen llevar a más preguntas.

En una entrevista con EFE con motivo de su concierto de este sábado en la sala Oasis de Zaragoza, el cantante repasa cómo fue la concepción de su último álbum, "Mundos inmóviles derrumbándose", en el que sufrió un bloqueo creativo influido por las circunstancias de la pandemia.

Creo que fue un bloqueo natural por la situación por la que estábamos pasando, afirma el músico, que pudo resolver el problema dejando la ciudad e instalándose en Ortigueira (A Coruña), donde encontró cierto sosiego.

Era una situación un poco asfixiante, una falta de estímulos, y sentía que las canciones estaban ahí como si fueran un tumor, dentro de mí, me paralizaban por completo, explica sobre el escenario que vivió en la pandemia.

Una situación que, además de las consecuencias sanitarias y sociales, también las tuvo en las vidas emocionales, algo que afectaba directamente a su labor: En nuestro oficio, que al final trabajamos con las emociones, las canciones son, básicamente, hechos emocionales; pues eso también afectaba a mi trabajo, explica.

Sobre las canciones, Nacho Vegas se detiene a reflexionar acerca de su naturaleza y juzga que son una manera de intentar comprender tu vida y el mundo en el que vives cuando, de repente, tienes la sensación de que todo lo que sucede es demasiado complejo o demasiado absurdo.

Sin embargo, añade que, en definitiva, son más bien preguntas que no tienen una respuesta muy clara, que te llevan a más preguntas y a más canciones.

Con la concepción de su nuevo disco también introdujo una banda nueva, músicos con los que se siente encantado y con los que resulta un placer tocar, como también lo era, destaca, con la anterior formación.

Por ello, el compositor asturiano se siente orgulloso de poder decir que sabe rodearse de gente muy bonita y sabia y con mucha sensibilidad musical.

De hecho, en la su conversación también recuerda a Edu Baos, bajista que formó parte de su banda durante varios años y que ahora se integra en León Benavente, un músico, por cierto, de Zaragoza, ciudad con la que mantiene una relación muy especial por las personas que ha conocido.

Así, además de Baos, nombra a Sergio Vinadé (Tachenko), los integrantes de El Niño Gusano o a Enrique Bunbury, quien le brindó la oportunidad de viajar por primera vez a México, apostilla.

Las ciudades, los lugares, los relaciono siempre con la gente que has tenido la oportunidad de hacer amistad en la música y Zaragoza es muy especial en ese sentido, destaca sobre la capital aragonesa.

En México, precisamente, estuvo en marzo de gira de presentación de su último LP, donde él y su banda recibieron mucho cariño y vivieron una acogida maravillosa y muy bonita por parte de sus seguidores.

El público de allí es muy apasionado, vive la cultura popular de una manera mucho más pasional que como la vivimos nosotros aquí, que parece muchas veces que vamos a los conciertos y que estamos analizando lo que ocurre en el escenario con una mirada crítica, en lugar de dejar que lo que suena nos emocione o no, relata.

Su relación con Latinoamérica también tiene reflejo en su música, con canciones como La flor de la manzana, un tema que se circunscribe en el estilo de bomba puertorriqueña y en el que colabora con Mancha E Plátano.

Siempre que voy allá me vuelvo con algún disco; es muy interesante la música latina porque, aparte de que podamos compartir el idioma, son códigos completamente diferentes y es difícil para mí integrarla en la música que yo hago, cuenta.

Sobre estilos como el reguetón y los prejuicios que hay a su alrededor, Nacho Vegas destaca: Todavía sigue saliendo gente que dice eso de que a mí me gusta la buena música, no el reguetón. Son afirmaciones que parten de la ignorancia.

Su nuevo LP también tiene espacio para la política, como resulta habitual en los trabajos del cantante, en este caso, en temas como "Big Crunch", y sobre la situación que viven actualmente los movimientos sociales, observa que una de las consecuencias de la pandemia fue que dejo muy tocados a muchos espacios colectivos.

Un momento hostil, a su juicio, con una ultraderecha envalentonada y lanzando sus discursos de odio y de mierda y haciéndolo sin ningún disimulo que encima están calando en mucha más gente de la que imaginaba.

No obstante, añade: Ahora estoy percibiendo que vuelve a haber ganas de hacer cosas, nos toca reconstruir muchos imaginarios colectivos, muchos espacios, pero precisamente porque creo que es más necesario que nunca hacerlo; percibo que hay ganas y que es más necesario que nunca.