Sergio Jiménez Foronda

Siluetas de plantas y del suelo en el que crecen se exponen en 63 escaparates de locales comerciales y espacios gastronómicos de La Rioja, dentro de un proyecto artístico que trata de ayudar a la persona a definir "qué tipo de futuro quiere: lo posible o lo deseable.

Este es el objetivo que se ha planteado el arquitecto y botánico apasionado" Carlos Jiménez Cenamor, artista invitado de la sexta edición del Festival Lovisual, que se celebra hasta los próximos días 17, en Logroño, y hasta el 31, en el resto de La Rioja, según relata a Efe a pie de uno de estos establecimientos que visibiliza su proyecto..

Cenamor (Toledo, 1976) ha titulado al resultado de su trabajo de investigación en las tierras riojanas DE LO POSIBLE A LO DESEABLE. Alegoría cromática de un futuro mejor, que permanece expuesto en 50 locales comerciales y 10 espacios gastronómicos de Logroño y en otros 3 espacios gastronómicos del resto de La Rioja.

DE LO POSIBLE A LO DESEABLE se traduce en siluetas de plantas y pavimentos del espacio urbano y periurbano riojano, estampadas en trozos rectangulares de escayola de distintos tonos de rosas y azules.

Siempre he sentido una vinculación muy bonita con el medio ambiente, explica este artista afincado en Puente Tocinos (Murcia), cuyas obras creadas en exclusiva para Lovisual 21 se pueden apreciar en gran formato en los espacios participantes y en una exposición con las piezas originales en el espacio El Cubo del Revellín, de Logroño.

Carlos Jiménez intenta describir cómo es posible focalizarse en las nuevas actuaciones que se están desarrollando en las ciudades contemporáneas, una de ellas, Logroño, donde resalta iniciativas para renaturalizar los alcorques urbanos o las estrategias de paisajismo utilizadas en esta ciudad.

A cada uno de los comercios y locales hosteleros participantes en su proyecto se le ha asignado una muestra de planta, con su correspondiente muestra de suelo en la que crece, ambas en el mismo color y sujetadas por una gran mano en láminas impresas en las fachadas, cuya variedad cromática invita a adivinar su origen.

Esta distinción de color se revela en la configuración de la exposición, con las escayolas en semicírculo desde los tonos rosas a los azules, de forma que el polo azul es de los espacios que se encuentran en la periferia de la urbe, y el polo rosa trata la relación que existe entre el espacio público urbano y el medio ambiente, relata este artista.

Se muestra convencido de que "no nos tenemos que quedar solo con lo posible, tenemos que quedarnos con lo deseable".

A este respecto, reconoce: "me gustaría pensar que todos podemos crear un medio que, realmente, sea global, en el que todos los seres que conformamos la urbe, tanto los que somos bípedos como todo el resto de animales y las plantas podamos coexistir.

También afirma que "este medio ambiente construido en el que vivimos depende, absolutamente, de las decisiones que tomamos, como urbanistas, políticos y ciudadanos" y, por tanto, "este proyecto se fija en algo muy particular y muy pequeño, como pueden ser los materiales que utilizamos en el espacio público.

Además de las escayolas con tintes de color, en la muestra que expone en El Cubo del Revellín hay "jarrones monoflor y lámparas creadas con porcelana de papel, que recrean hojas yuxtapuestas que conforman unas sombras y unos tintes cromáticos muy bonitos, que son representaciones optimistas de ese futuro deseable.

EFE

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