Tras seis décadas de trabajo, Mario Camus cree que la vanidad no se corresponde con ser director de cine: "Si eres un cantamañanas o un vanidoso, vete a otra profesión", ha dicho hoy en una charla en la que ha asegurado que su única "dependencia" ha sido con el dinero.

Camus (Santander, 1935) ha mantenido hoy una charla con el escritor, guionista de cine y periodista Manuel Hidalgo, que dirige en los cursos de verano de San Lorenzo de El Escorial un seminario dedicado a este realizador bajo el título "Mario Camus: la escritura de las imágenes", en el que se analiza la relación de sus obras con la literatura.

Director de premiadas películas como "La colmena" y "Los santos inocentes", versiones respectivas de las novelas homónimas de Camilo José Cela y Miguel Delibes, Camus adaptó también a otros grandes de la literatura española al cine o a la televisión, como Ignacio Aldecoa o Benito Pérez Galdós.

Pero, como ha recordado hoy, él mismo comenzó en la literatura y ganó un premio de novela corta, "pero los escritores no ganaban nada". Formado en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, al acabar la carrera ha dicho que tuvo suerte porque iba de "incógnito": "Todo el mundo pensaba que era escritor e irrumpí en Madrid de forma solapada, sin que nadie se diera cuenta".

Según Mario Camus, la vanidad no va con la profesión de director de cine y por eso nunca le ha gustado que en los créditos aparezca que una película es de tal o cuál director.

Dirigir una película es "un trabajo que haces tuyo pero intervienen más de 60 o 70 personas. Es un oficio donde tienes que aunar esfuerzos y donde hay artesanías tan diferentes que van desde la peluquería a los efectos especiales", sin olvidar a los actores, sin los que no serían nada, ha recalcado.

El cineasta ha explicado que nunca tuvo obligación alguna con ningún productor y que su única dependencia, eso sí, "total", ha sido con el dinero.

Por eso, y dejando claro el respeto "extraordinario" que tiene hacia el cantante Raphael, ha destacado la cantidad de dinero que le pagaron por las tres películas musicales que rodó con él como protagonista, poco después del absoluto fracaso que había supuesto el estreno de "Con el viento solano", basada en un texto de Ignacio Aldecoa, en 1966.

"Al estreno fueron cuatro personas, una de ellas el escritor", ha indicado Camus, que ha recordado cómo, tras meses sin que nadie le dirigiera la palabra, estaba "desahuciado" y sin trabajo, de tal forma que, cuando le propusieron hacer una película con Raphael, estaba dispuesto a rodar "con un cantante o con un oso".

También ha recordado la amistad que tuvo con Ignacio Aldecoa y con Miguel Delibes. Otra cosa fue con el autor de "La colmena": "Cela era Cela".

La lectura de la novela "Los santos inocentes" le produjo tal impacto que desde el principio "vio" la película que luego rodaría, ha rememorado el cineasta santanderino, que ha recordado que la dedicatoria del último libro que le envió Miguel Delibes decía: "A Mario, que triunfó y me triunfó".

Una exitosa película a cuyo guión Delibes solo puso una objeción: "Nos dijo que habíamos suprimido en muchas ocasiones la frase, 'Milana bonita', y que teníamos que meterla más. Y tenía razón".

"He tenido mucha suerte con las películas, bastante fortuna", ha reconocido el director, que ha intentado siempre "contar lo que tenía alrededor con cierta dignidad".

Sobre su día a día actual, tras su último trabajo, "El prado de las estrellas", hace más de diez años, Camus ha asegurado que está solo, que no piensa mucho en el cine y que, cuando hablan de él, le da la sensación de que se refieren a otra persona. Eso sí, por la noche siempre pone una película, pero "todas de hace 40 o 50 años".

Y, bromeando con Manuel Hidalgo, ha dicho: "Espero tranquilo el día de la despedida. Ya te avisaré".