El poeta Joan Margarit escribió su último poemario, "Animal de bosc", en el tramo final de su vida, con la conciencia de que sería póstumo y con la consideración de que se trataba del "mejor" de sus libros, según han destacado este martes el editor Josep Lluch y el crítico y amigo suyo Jordi Gràcia.

Publicado en catalán por Proa y en una versión bilingüe por Visor, el poemario, que Margarit acabó pocas semanas antes de morir, el pasado 16 de febrero, incluye 77 poemas y de él se desprende, en palabras de Gràcia, el "rumor y el murmullo de la muerte, pero no es en absoluto ni patético, ni melodramático, ni llorón, ni nada parecido".

A su juicio, se trata de una "suerte de canto vital a la vida inteligente, no a la vida vegetativa, ni rutinaria, con un afán que ha dictado toda su poesía, que es la misión de comprender".

El libro se ha presentado en el Foyer del Gran Teatro del Liceu, donde el Premio Cervantes 2019 era poeta residente de la temporada 2020-2021 y donde quería que se hiciera, como había hecho saber antes de morir.

Posteriormente, está previsto que se celebre un acto de homenaje en el que participarán, entre otros, los cantautores Joan Manuel Serrat y Paco Ibáñez, el periodista Josep Cuní y el pianista Albert Guinovart, con música y poesía, que para él eran "después de las personas a las que quiero, mis principales recursos de equilibrio interior", según había dicho en una entrevista.

Josep Lluch ha rememorado que el también arquitecto escribió estos versos, coincidiendo con la enfermedad, y "con la conciencia de que estaba cerrando, escribiendo el último libro", pero cuando ya había podido elegir en "Sense el dolor no hauríem estimat" los mejores poemas de su trayectoria y cuando en "Poètica" había incluido sus textos teóricos y de reflexión.

Además, cumplidos los 80 años -falleció a los 82- publicó las memorias de infancia y juventud "Per tenir casa cal guanyar la guerra" y este año se ha editado el conjunto de su poesía en "Tots els poemes".

Lluch ha aseverado que de la lectura de los versos de "Animal de bosc" se desprende "una voluntad de completar su obra poética, de cerrarla, con una reincidencia en una serie de temáticas y con homenajes a los más próximos, como su esposa, sus hijos, sus nietos, incluso con un tono de homenaje".

También ha calificado de "anécdota significativa" que el primero de los poemas de la obra, probablemente el último que escribió, "Les dues nevades", aluda a la gran nevada de Barcelona de 1962, el año en el que conoció a su esposa Mariona Ribalta.

Pocos días antes de fallecer, ha desvelado, Margarit le envió una fotografía con un paisaje nevado y oscuro de Forés (Tarragona), donde la familia poseía una casa, y dijo que le gustaría que fuera la que apareciera en la portada del libro.

Jordi Gràcia ha sostenido que el título mismo de la obra es "un acierto espectacular", como pudo decirle por teléfono en plena pandemia, pues "es el que mejor le autorretrata porque él era una especie de animal en lucha constante contra las adversidades y, a la vez, alguien igualmente tenaz en su capacidad de disfrutar de la propia existencia".

La meditación de fondo que atraviesa toda la obra, de acuerdo con Gràcia, tiene que ver con "la carencia, el dolor, las ausencias, la desazón con uno mismo", estando la muerte ya al principio, en el poema "Animal de bosc", donde, de la mano de otro poeta como Yeats, precisa que la muerte "la hemos creado nosotros".

Hasta el final estuvo modificando palabras y "ajustando los poemas" para poder decir "lo que quería decir: esa extraña forma de hedonismo que nace de la comprensión del dolor, de la alegría y de la renuncia a cualquier forma ficticia".

Por todo ello es por lo que, en su opinión, "se muestra tan violento con las convicciones ideológicas, políticas o religiosas".

Jordi Gràcia ha afirmado que esta forma de trabajar hasta el final "es la prueba clarísima de que escribió el libro con plenitud, a pesar de la enfermedad y las sesiones de quimio".

Por su parte, el director artístico del Gran Teatro del Liceu, Víctor Garcia de Gomar, ha recordado, que cuando accedió al cargo hace año y medio, tenía en mente convertir la institución en "centro de las artes" y enseguida pensó en Joan Margarit como el primer poeta residente.