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Kike Maillo destapa a "Oswald. El falsificador", pirata, narcisista y vividor

Alicia G. Arribas

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 14:59

Alicia G. Arribas

El cineasta Kike Maillo, ganador de tres Goyas con su ópera prima "Eva"(2011), un filme de ciencia ficción, quería hacer una película "realista" de timadores, de "los que utilizan el truco para saltarse el sistema" y mientras se documentaba apareció en su vida Oswald Auslestia, el mayor falsificador de arte del mundo.

Y resultó que era un catalán, que estaba en busca y captura en tres países, entre ellos, EEUU, que vivía ahí mismo, en Barcelona, con su madre. "El primer contacto con él fue que nos contestó por Facebook", se ríe el director catalán en una entrevista con Efe, realizada con motivo del estreno del documental, de manera simultánea en salas y en Filmin, que ha producido la película.

Lo primero que descubrió Maillo es que "él tenía muchas ganas de contar, pero solo si nos acercábamos de una manera genuina, no por un interés policial o de pillarlo con algo". Ya se ve ahí su narcisismo, que, a la postre, dice Maillo, "es lo que nutre todo el documental".

"Es la persona más vividora que he conocido, un pirata (quitando el romanticismo literario que le hemos metido a la palabra), y el que más atenta contra el modelo, contra el estándar social -lo describe Maillo-. Ha llevado una vida de servirse y atentar contra un modo de vida que sabe que no quiere para él, en los márgenes, pero no fuera del sistema, sino aprovechándose de él".

Lo curioso es que nadie del entorno de Maillo -ni de otros relacionados con el arte consultados por Efe- tenía la menor idea de la existencia de Aulestia, por otro lado, un estupendo pintor de cuadros 'pop-art', según él mismo los define en el documental, que probablemente hubiera podido vivir muy bien legalmente.

Además, el número de falsificaciones de Auslestia es tan impresionante que Maillo se da cuenta de que no hay otro timador en la historia como él. "Seguramente, no era la mejor de las ideas hacer una ficción sobre un personaje suficientemente excéntrico y carismático para soportar la arquitectura de un documental", apunta.

En el documental, que le ha llevado tres años completar, hay declaraciones de su exmujer, de sus hijos (varios, de diferentes madres), de su terapeuta, de expertos mundiales en arte, periodistas, policías, agentes del FBI, del inspector que finalmente lo detuvo y de sus dos principales compinches, Elio Bonfiglioli y Michael Zabrin.

A este último le localizaron en EEUU, en su nuevo trabajo de repartidor de comida rápida en restaurante chino. Zabrin, detenido y encarcelado por la venta ilegal de 15.000 cuadros en eBay, fue quien les denunció.

"Oswald tiene algo que le diferencia y es que, así como hay falsificadores que se dedican a las litografías, a la obra gráfica serializada y otros a pintar cuadros, él lo hace todo. Y es muy bueno. Se mete en el 'pret-a-porter', un mercado mucho más asequible, donde una litografía de Miró, que puede costar 3.000 o 4.000 euros, te la vende por 500".

De esas, explica, "él puede hacer cuarenta mil. Además, recupera los catálogos, vuelve a hacer las planchas como si fueran las originales, usa papel y tintas de entonces, imprime como lo hacían...".

Todos esos detalles dificultaron su detención, pero también el hecho de que le buscaran. "Si me denunciaban -explica en el filme el propio estafador-, el cuadro no valía nada".

En una de las escenas más espectaculares del documental, Aulestia camina por la calle del bracete de Maillo; éste le pide que falsifique un cuadro para ver cómo lo hace. Coge un cartón de un contenedor azul, se quita un zapato, pisa barro de un alcorque y planta su huella en el medio. Luego, con un pincel, da unos retoques.

Si lo hubiera firmado, sería un Tàpies que podría "colocar" en cualquier lado, le dice Maillo. Pero no lo firma. La firma es lo que hace de la obra una falsificación, y él lo sabe bien.

Fue detenido y encarcelado en KankaKee, una prisión espantosa de Chicago donde no veía la luz del sol. "Nunca sintió el arrepentimiento en el modo casi cristiano de decir".

"Creo que el ego del narcisista da como para creer que no te has equivocado, piensas que has hecho daño, y eso él lo reconoce, no es un psicópata, al revés, es un tío superconectado y eso le hace muy seductor. Pero no es que piense 'no lo volvería a hacer', lo volvería a hacer, sin duda".

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