El gran objetivo de un novelista es crear vida, defiende el escritor Ignacio Martínez de Pisón, quien imagina en su recién publicada novela, 'Fin de temporada' (Seix Barral), el camino de una madre y un hijo a partir de una historia que le contaron.

El autor, Premio Nacional de Narrativa en 2015, ha relatado en la presentación del libro en Zaragoza, su ciudad natal, que un amigo le contó un día la historia de una pareja de jóvenes que en los años setenta sufrió un accidente camino a una clínica abortista clandestina en Portugal. Él falleció y ella decidió tener al hijo."No podía investigar lo que pasó porque mi amigo había perdido el contacto con esa chica. Así que a diferencia de otros libros en los que había investigado la vida de las personas, aquí tenía el privilegio de imaginarlo todo", ilustra Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960).

Así que a partir de esa historia narrada en un bar, el escritor va tejiendo la que podría haber sido la vida de esta madre soltera en la España preconstitucional y, como confiesa, lo primero que se le ocurrió fue que iba a "escapar".

"Todo el tiempo intenta despistar al pasado y huye de la mala reputación y de las habladurías. La familia tiene cosas buenas y malas, y ella necesita huir de la familia", señala.

Después de este prólogo, la mayor parte de la nueva novela de Martínez de Pisón se desarrolla en los años noventa, cuando el niño ya se ha convertido en un adolescente y comienza a "querer saber".

Eso sí, como destaca el narrador, se encontrará con la paradoja de que cuando descubre las circunstancias de su nacimiento de camino a una clínica "sabe que su vida jamás hubiera sido posible de vivir su padre".

Por eso, el personaje "desarrolla una sensación de pérdida de algo que nunca tuvo ni nunca hubiera podido tener", algo que hace que este joven alcance "de golpe" la profundidad que antes no tenía.

"Madura y empieza a saber cosas que no sabía, quiere conocer y visitar; descubrir cómo es esa vida que podría haber llegado a tener", completa.

En 'Fin de temporada' Martínez de Pisón vuelve a abordar las relaciones familiares, esta vez, a través de la "complejidad de la relación de la madre con el hijo".

"En estos personajes hay muchos más vínculos de los que unen normalmente a una madre y a un hijo, y los dos saben que un leve movimiento puede afectar al otro", relata.

Otro tema al que vuelve es el sentimiento de pertenencia, algo que ya exploró en 'La buena reputación' (2014), que narra la historia de una familia de origen judío en Melilla.

"Hasta que empezó el 'procés' no reflexioné sobre eso: por qué la gente solo quiere ser de un sitio", revela el autor, quien ambienta gran parte de este nuevo libro en un lugar que parece tan transitorio como un campin.

Y es que para él lo que nos hace más inseguros a los seres humanos es "no tener ninguna noción de qué será de nuestro futuro, como ocurre con las pandemias o los golpes de estado".

Pero si hay algo "inédito" para el autor de 'El día de mañana' o 'Derecho natural' es que su nueva obra llega hasta los años 2000.

"Me planteé que mi fecha tope era el momento en el que llega internet y los móviles porque las novelas siempre eran de alguien que busca a alguien", explica, haciendo referencia al argumento clásico en el que "mientras buscas a una persona te ocurren cosas".

Algo que con la tecnología actual ya no es tan común, pero, como bromea, "no podía retrasar la llegada de los móviles al año 2000".