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CÓMIC SHAKESPEARE (Entrevista)

"Gore" y "metalero", así es el "Tito Andrónico" shakesperiano de Prior y Rico

Nunca brilla el sol en la Roma del Tito Andrónico que el guionista Marcos Prior y el dibujante Gustavo Rico han facturado inspirados en la violentísima tragedia de William Shakespeare, un sombrío y brutal festín de crímenes y sangre, donde la venganza y el mal por el mal son brújulas rotas que dirigen la acción.,La decadencia del Imperio Romano de este "Tito Andrónico" (Astiberri) es tratada casi como una historia de trasfondo gore, en la que los personaje

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 10:40

Sergio Andreu

Nunca brilla el sol en la Roma del Tito Andrónico que el guionista Marcos Prior y el dibujante Gustavo Rico han facturado inspirados en la violentísima tragedia de William Shakespeare, un sombrío y brutal festín de crímenes y sangre, donde la venganza y el mal por el mal son brújulas rotas que dirigen la acción.

La decadencia del Imperio Romano de este "Tito Andrónico" (Astiberri) es tratada casi como una historia de trasfondo gore, en la que los personajes, inoculados por la ira, el fanatismo y lo sádico, se dejan llevar por una espiral de terror sanguinario, zombies de sus instintos más bajos, todo bajo una estética que bebe algo del rock duro, del "black metal", señalan los autores en una entrevista con EFE.

"Teníamos ganas de trabajar juntos, y pensé que el momento histórico en el que se sitúa esta obra de Shakespeare, entre el fin del Imperio y la Alta Edad Media, se amoldaba muy bien al tipo de dibujo de Gustavo, con obras como 'Los dientes de la eternidad' (Norma), y que ha podido lucirse en el diseño de los personajes y su vestuario", revela Marcos Prior (Hospitalet de Llobregat, 1975).

La traición, la mentira y la maledicencia son pecados menores en esta obra primeriza (1593) del dramaturgo inglés, que no puso límite a las abominaciones que los personajes llevan a cabo: asesinatos, sacrificios humanos, violaciones, mutilaciones... y el culmen del canibalismo (involuntario) con el que el Tito se venga de aquellos que han arrastrado por el barro su honor y el de su estirpe.

"Es un libro que trata la violencia de forma grotesca y, sobre todo, la que más me interesa a mí, la violencia institucional, representada en el ascenso de los emperadores, en cómo esos prohombres que deciden, hacen lo que sea por ostentar el poder", resume Prior sobre la historia del viejo y cansado general, cuya renuncia a convertirse en emperador, tras vencer a los godos, provoca el habitual reguero mortal de las tragedias shakesperianas.

Siempre que se adapta un clásico, se olfatean paralelismos con el momento contemporáneo, y aquí destaca uno, el espejo de la Roma corrupta que se escenifica en "Tito Andrónico" tiene su reflejo en la actualidad en el poder de la manipulación del pueblo a través de la rumorología, que en su versión digital se traduce ahora en las contagiosas fake news.

En este catálogo de malvados, Aarón, el favorito de la emperatriz Tamora -antigua reina de los godos, cegada de odio y de deseo de venganza por el sacrificio de su hijo- se convierte en el "community manager" de la conspiración contra Tito: es él quien hace circular las mentiras sobre el general que provocarán su desgracia ante el nuevo emperador, el débil, colérico y manejable Saturnino.

"Me arrepentiría con toda mi alma de haber realizado alguna buena acción en mi vida", profiere Aarón desde la tribuna, con un grillete en el cuello, cuando su complot contra el general ha fracasado, sin el menor atisbo de buscar la clemencia de los romanos, que acabarán aclamando como emperador a Lucio, hijo de Tito, y símbolo de la nueva Roma, que llega arropado, paradójicamente, por los godos.

"Aarón más que un personaje es una abstracción, la maldad pura y dura", comenta Prior sobre este extraño ser al que dibujan sin rostro, una máscara de calavera, "un personaje de teatro isabelino, sin fisuras, un supermalo, como Fumanchú, que no tiene otra labor que provocar el mal", comenta el guionista.

La fuerza de los dibujos de Gustavo Rico (Barcelona, 1977), el expresionismo visual de las composiciones y la ágil estructura de la disposición de las viñetas ayudan a que el relato avance, aunque cada vez de forma más tenebrosa.

"El texto lo exige, quizás es la obra más oscura y violenta de las que escribió Shakespeare, y por eso no tuve mucho margen de maniobra", comenta el dibujante, que redujo su paleta de colores, en la que predominan los ocres, los grises y los azules oscuros, tonos que ayudan a transmitir la sensación de decadencia del Imperio.

Rico se permite además el rojo para focalizar y puntuar la tensión de la obra, marcar la ira, el deseo de venganza, y, por supuesto, la sangre, con viñetas en las que prácticamente sólo aparece ese color, influencia de Richmond Lewis, colorista del "Batman: año uno", de Frank Miller y David Mazzucchelli, que usaba esta técnica como contrapunto, para romper la linealidad del relato.

El dibujante barcelonés, que se mueve muy a gusto en escenarios medievales, ha tirado de oficio en este proyecto, aunque reconoce que las primeras escenas de "La caída del Imperio Romano" (1964), el filme de Anthony Mann, le influyeron "muchísimo", y que también vio el "Titus" (1999), de Juliet Taymor, con Antonhy Hopkins como general, pero que, en este caso, intentó "huir" de la estética que la directora imprimió a su versión de la tragedia shakesperiana.

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