El Festival Internacional Folk de Plasencia (Cáceres) bajó el telón de su 24ª edición tras una noche ecléctica llena de sorpresas, en la que se mezclaron la tradición extremeña de Manantial Folk, la extraordinaria sonoridad de los gallegos SonDeSeu y el sonido klezmer de la Amsterdam Band.

La Torre de Lucía de la capital del Jerte, abarrotada de público, se convirtió anoche en una pasarela de sonidos y ritmos, para un fin de fiesta que, verdaderamente, resultó serlo.

Los extremeños Manantial Folk fueron los encargados de abrir la última noche de Folk Plasencia.

Manantial Folk nació en 1982 en una de las zonas más ricas en folclore, los pueblos de la sierra de Gredos (Madrigal de la Vera y El Raso de Candeleda), donde Extremadura se une a Castilla y mantienen desde la infancia un intenso contacto con esta música que, a pesar de la industria discográfica y su comercio musical, todavía permanece viva en estas tierras.

El grupo, formado por Rafael y Ángel Tirado, Carolina Garro, Inés Tirado, José Luis Rodríguez y Marcelino Seco, tiene publicado 24 trabajos discográficos y dos cancioneros y han ofrecido más de 2.000 conciertos por todo el país y en el extranjero.

Sus jotas y rondeñas llegaron rápido al público, que no dudó en acompañar con palmas y bailes cada propuesta que presentaron los de Madrigal de la Vera.

Tomaron el relevo los gallegos de SonDeSeu, una de las primeras orquestas europeas de música folk que, sin duda, han sido una de las grandes sorpresas de esta edición del Festival Internacional Folk de Plasencia, a tenor de la gran ovación que recibieron anoche.

Con más de cuarenta músicos en el escenario, su repertorio se compone de temas de la tradición oral de la música popular de Galicia, dispuestas especialmente para la formación de sus componentes y responsables de las diferentes secciones que cubren la gaita, percusión, zanfona, violines, clarinetes y flauta de madera lado, el canto, arpas y cuerdas pulsada.

El postre corrió de la mano de la Amsterdam Klezmer Band (Holanda), una banda nacida hace veinte años como un grupo de músicos callejeros que tocaban música tradicional de fiesta yiddish en las calles y que se ha convertido en un combo de fama internacional, con una sólida reputación en directo que revitaliza el sonido klezmer con estilos y técnicas contemporáneos.

El público de todo el mundo adora a este grupo que da rienda suelta a una fiesta de baile donde sea que suban al escenario, y anoche volvieron a demostrarlo en Plasencia. EFE

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