El Festival Internacional de Santander (FIS) despidió el domingo una edición sin precedentes en sus 69 años de historia en la que, según su directora, Valentina Granados, el éxito ha sido conseguir que se celebre en un verano como este, "con tantos espectáculos y festivales cancelados en toda España".

"Teníamos claro que había que intentarlo porque el festival tiene una historia que no podíamos interrumpir, porque hay muchas personas cuyos empleos dependen de que el festival se celebre y porque el público merecía, más que nunca, el refugio de la música", afirma Granados.

Más de 300 músicos de diferentes países han participado este año en el FIS y para 250 ha supuesto el reencuentro con el público tras cinco meses de actuaciones canceladas por la pandemia, destaca el festival en un comunicado.

En total se han celebrado 16 conciertos en el Palacio de Festivales de Santander y 15 en otras 13 localidades de Cantabria, que han contribuido, señala, a que "la música clásica siga siendo un elemento indispensable en el verano cultural español".

El FIS se ha celebrado este año entre estrictas medidas de seguridad e higiene. "La salud de todos ha sido nuestra máxima prioridad y hemos conseguido finalizar el festival sin incidentes, señala Granados.

"La música es un refugio en los momentos difíciles. Y queríamos que el Festival fuera precisamente eso: un lugar seguro, tanto en lo material como en lo espiritual. Un refugio para el público, para los músicos y para todo el equipo del festival", añade.

Granados ha agradecido la responsabilidad del público con el cumplimiento de las normas y ha aplaudido el compromiso de las más de 150 personas implicadas directa o indirectamente en la celebración de esta edición.

También ha destacado que, además de su impacto sobre el sector cultural, ha sido un impulso económico para más de 30 empresas y autónomos cuyos ingresos anuales dependen en mayor o menor medida de los servicios que ofrecen al festival.

Según el FIS, la incidencia sobre el turismo cántabro y la hostelería local es más difícil de cuantificar, aunque solo entre músicos y críticos, el FIS ha generado demanda de alojamiento para más de 400 personas en agosto.

A pesar del incremento de contagios en España, se han logrado celebrar sin incidentes todos los espectáculos programados, a excepción del recital del pianista Grigori Sokolov, que fue suspendido.

Para Granados, el último concierto de la temporada resume lo que ha supuesto esta 69 edición. Tras la baja de última hora del director titular de la Orquesta Nacional de España, David Afkham, en aislamiento preventivo tras haber estado en contacto con un positivo de Covid-19 del equipo de producción, Jaime Martín "dio un paso al frente para evitar la cancelación del concierto".

"Y sin apenas tiempo para ensayar, algo ha ocurrido entre Jaime y la orquesta, una comunión espontánea en la que también ha participado el público, entregado por completo. En estos tiempos estamos todos más sensibles, pero en este concierto había una energía que se ve muy pocas veces en un escenario", asegura.

Además del concierto de clausura con la Orquesta Nacional de España han destacado otros hitos como la actuación de la estrella de la ópera Joyce DiDonato, el regreso de Marc Minkowski al frente de Les Musiciens du Louvre, el Viaje al Parnaso de la Orquesta Barroca de Sevilla, la batuta de Bychkov, solistas como el chelista Pablo Ferrández y el pianista Javier Perianes o la culminación de la trilogía experimental de Laboratorio Klem.