El director del Festival de Teatro Clásico de Mérida, Jesús Cimarro, considera que una de las claves del éxito de este certamen teatral radica en ofrecer una programación "que combine lo que la gente quiere ver y lo que el autor quiere mostrar en su libertad de creación".

"Esta simbiosis es, probablemente, lo más complicado" cuando comienza el trabajo de selección de las obras que conforman la programación, ha agregado Cimarro (Ermua, Vizcaya, 1965) en una entrevista a EFE coincidiendo con el ecuador de la presente edición del festival.

Sincero e ilusionado, pues "el mes de julio ha ido mejor" de lo que esperaba, el director festival emeritense reconoce que "es casi imposible cumplir las expectativas" del cien por cien del público en cuanto a las obras elegidas y programadas.

"A veces se acierta más, otras menos, pero siempre buscamos esa simbiosis, esa combinación", ha añadido el empresario y productor teatral, quien entiende que esta "fórmula" está funcionando.

"Algo habremos hecho bien cuando hemos pasado de 52.000 a los casi 170.000 espectadores" de la pasada edición, ha apuntado.

Con una asistencia de público "muy buena", a la espera de que se conozcan los datos de todo el festival a finales de agosto, Cimarro percibe que la presente edición, la número 64, llega a su ecuador de forma muy positiva, "muy interesante".

Por el histórico teatro han pasado ya seis espectáculos, uno de danza, "Electra", que refleja la apertura de este festival a otras modalidades de expresión artística, y cinco dramas o tragedias: "Ben-Hur", "Nerón", "Esquilo, nacimiento y muerte de la tragedia", "Filoctetes" y "Fedra".

Al hilo de la citada simbiosis, "a la que no siempre hay unanimidad de respuesta" por parte del público, Cimarro ha subrayado la excelente valoración que tanto el público como la crítica ha dado, a modo de ejemplo, a "Fedra", dirigida por Paco Bezerra y sustentada por Lolita Flores, Juan Fernández, Tina Sainz, Críspulo Cabezas y Eneko Sagardoy.

"Filoctetes", con Pedro Casablanc y Pepe Viyuela, ha "fascinado" a muchos y a otros no tanto, "pero aquí -ha añadido Cimarro- radica la clave de una programación "diversa, variada y pensada para todo tipo de público, "que es como siempre me la planteo". "Para gustos, los colores", ha remarcado.

"Estoy ofreciendo lo que creo que le conviene al festival y al público", sostiene Cimarro, defensor del "más absoluto respeto a los artistas y a la libertad de creación".

Este festival de teatro clásico, el más antiguo de los que se celebran en España y el más importante en su género, ofrece también una serie de actividades para todos los públicos que van desde los tradicionales pasacalles, cuentacuentos y representaciones en otros enclaves de la ciudad a conferencias, encuentros, exposiciones, cine de verano y campo de voluntarios.

"Es muy importante también sacar el teatro del teatro", ha afirmado Cimarro, que ha puesto en valor el ciclo de conferencias "Encuentro con los clásicos", que han permitido revisar y analizar los textos grecolatinos como referente para entender nuestro tiempo.

También ha destacado la exposición "Mérida, Theatrum Mundi", que muestra, a través de imágenes y planos, cómo era el espacio arquitectónico del teatro en la época romana para poder compararlo con el espacio escénico actual.