El director del Centro Dramático Nacional, Alfredo Sanzol, ha declarado este martes en Avilés que la estructura teatral es un milagro y que es alucinante que el ser humano haya construido una manera de contar historias que son una metáfora de sus recorridos vitales.

El autor y director ha hecho esta reflexión en una clase magistral frente al más de medio centenar de alumnos de la II Escuela de Verano de las Artes Escénicas que se celebra esta semana en el Teatro Palacio Valdés.

En su intervención, titulada El escritor en el tablado, Sanzol ha compartido con los alumnos sus reflexiones acerca de la creación, sobre todo en el plano de la dramaturgia, desde la redacción de un texto, hasta el momento en que la historia pisa el tablado, encarnada en unos actores coreografiados por un director, frente al público.

Ha dicho que, en el teatro, los personajes existen en cuanto que luchan por vivir: no hay ningún personaje sobre el escenario que merezca la pena si no pone en juego su vida, incluso el más pequeño, aunque simplemente sea la acción de llevar una taza de café.

También ha hablado de la estructura dramática que se va tejiendo con recuerdos propios, anécdotas de antepasados o conocidos y situaciones reales de la vida que van configurando la metáfora que luego se plasmará en un texto, en este caso de teatro.

Es una estructura dramática que se queda insertada en mi manera de ver la vida, una estructura de sucesión de acontecimientos que hace que yo tenga una especie de huella o de patrón a través del que poder contar historias, ha explicado el ponente.

Ese texto, al convertirse en una metáfora de la vida, convierte el trabajo de los dramaturgos en esencial para una comunidad, porque están poniendo sobre el escenario estructuras narrativas que pertenecen a la sociedad y que se tienen que hacer visibles.

Sobre los ensayos ha dicho que se trata de un trabajo de quitar prejuicios e ideas preconcebidas, todo mediante una técnica que permite el movimiento de lo inconsciente de la creación artística.

En su opinión, en el proceso creativo hay que conjugar la inconsciencia con la consciencia, pero, sin la primera, el resultado será calculado, pobre y superficial. EFE

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