Cardenal Carlos Amigo, un hombre libre, un hombre de Dios

Hoy, 28 de abril, celebraría el aniversario de su ordenación episcopal, que tuvo lugar en Tánger, de manos del cardenal Marcelo González Martín

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Cristina del Olmo

Publicado el - Actualizado

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Tercer día de Asamblea Plenaria de los obispos españoles. Alrededor de las 12 de la mañana conocíamos la triste noticia de la muerte del Cardenal Carlos Amigo Vallejo (Medina de Rioseco, Valladolid, 1934). Se nos va uno de los grandes.

Un hombre de Dios, un fraile por encima de todo. Un franciscano. Un hombre de encuentro, que entendía la comunicación como el diálogo entre las personas. Un religioso, un obispo y un cardenal libre. En el mejor sentido del término. Un hombre de entrega a la Iglesia y a los demás. Precisamente por esa capacidad de servicio y por esa libertad era tan apreciado y querido.

No ha parado hasta el final. Visitando pueblos y parroquias por toda España, acompañado de su leal secretario, el Hno. Pablo Noguera, que ha conducido kilómetros y kilómetros durante estos años de júbilo, en los que reclamaban al cardenal Amigo de todos los rincones.

Hoy en Jerez, mañana en Cádiz, a la vuelta en Baeza, pasando por Córdoba. Viajes de norte a sur, de este a oeste, donde la gente le seguía demostrando toda su admiración y cariño. A cualquier sitio, por pequeño que fuera, si se lo pedían, allí estaba. El día 1 de mayo iba a asistir a un acto en la parroquia de Cañete La Real, en la provincia de Málaga, a la restauración de la imagen de su patrona, la Virgen de Caños Santos. Lo aplazaron hasta el 8 de mayo. No podrá ser. Pero todo Cañete estará mañana en cuerpo o en alma en la catedral de Sevilla. Como lo estaremos tantos.

Su voz firme, su elegancia, su alegría, su sonrisa y amabilidad, su buena oratoria en las homilías, como pregonero en la Semana Santa o al contar sus reflexiones sobre la vida hacían que tanto jóvenes como mayores, religiosas, cofrades, universitarios o periodistas, entre los que me incluyo, nos quedáramos atrapados con su carisma.

Recuerdo especialmente los días en Roma, en el cónclave para elegir al nuevo sucesor de Pedro, en marzo de 2013, cuando, por ejemplo, atendió a los periodistas españoles en el obelisco de la plaza de San Pedro, al día siguiente de conocer que el argentino Jorge Mario Bergoglio, amigo suyo por sus numerosos viajes a América Latina, era el nuevo Papa de la Iglesia Católica bajo el nombre de Francisco. Contó, son ese fino humor que le caracterizaba, que “el nombre elegido es por San Francisco de Asís. Hay muchos franciscos y todos santos pero el original es el original".

Todos encantados escuchando los detalles, que el cardenal Amigo, emocionado y los periodistas más por la primicia, relataba con ganas. Siguió expresando lo ilusionado que estaba porque el Papa hubiese adoptado ese nombre, el de su fundador: “es el santo de los pobres – decía- un signo sobre lo que desea que sea su Pontificado".

SS.MM. Los Reyes de España, en la embajada española ante la Santa Sede, en la recepción anterior a la primera misa del pontificado de Francisco, el 19 de marzo de 2013, también atendieron con curiosidad todos los detalles que subrayaba el Cardenal Amigo sobre la elección de Francisco. Con ese tono de voz tan atrayente, que hoy especialmente no se me va de la cabeza, las anécdotas pasaban a ser una clase de historia o de teología. En ese encuentro, en conversación con los Reyes y un grupo de periodistas acreditados para cubrir esos días de cónclave y elección, entre los que por suerte me encontraba, volvía a repetir con gran alegría: “Francisco. Ha elegido Francisco por San Francisco de Asís”. “Y cenó con nosotros, con los cardenales, -añadía- y me preguntó qué tal había dormido”. Esos mismos detalles personales a los que el Cardenal Amigo daba una gran importancia. “El amor da buenos frutos” —decía—. Bien sabía de lo que hablaba.

El cardenal Amigo descansará para siempre en su amada Sevilla, sede que ocupó durante casi treinta años. Sede también durante 40 años de San Isidoro de Sevilla, doctor de la Iglesia, festividad que se celebró ayer 26 de abril.

Ayer, 27 de abril, día de su fallecimiento, se celebra la festividad de Nuestra Señora de Montserrat. En el 2003, año en el que fue nombrado cardenal, la iglesia que se le asignó fue la conocida como Iglesia de Montserrat de los españoles en Roma.

Hoy, día 28 de abril, celebraría el aniversario de su ordenación episcopal, que tuvo lugar en Tánger, de manos del cardenal Marcelo González Martín.

A partir de ahora al cardenal Amigo le pediremos que interceda por nosotros. Que nos ayude a los periodistas, que tanta falta nos hace. Que nuestro papel sea comunicar la verdad, la bondad y la belleza, como él hubiese querido.

Que nos deje en herencia su lema episcopal: “Gracia y Paz”.

Que con la esperanza en la Resurrección,

Que Dios lo tenga en su gloria.

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