#PorLaCalle: ¡No te dejes robar la esperanza!
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No, aún no es Navidad, aunque pueda parecer lo contrario. Quizá ya te has comido tres tabletas de turrones. O tu balcón ya luce como una discoteca. Pero aún no es Navidad. Como todo gran acontecimiento, hay que prepararse previamente. Para eso sirve el Adviento, aunque vaya a contracorriente de las prisas, las luces y las compras.
El Adviento es un tiempo que provoca en nosotros un deseo de mirar hacia el interior, de hacer un silencio para purificar nuestra vida, de reconocer nuestras deficiencias, nuestra debilidad. Los dones de Dios se conservan en nosotros como en vasijas de barro, por eso no nos vence la desesperanza, sino que confiamos en poder ser consolados con la venida del Señor. Es tiempo de espera, pero sobre todo de esperanza, de la que tan necesitados estamos. La virtud de la esperanza que despierta nuestra fe es el camino por donde llega el amor y se convierte en esperanza de puertas abiertas. Esa es la Iglesia en salida, en la que tomamos un estilo de apertura. Ya nos lo advierte el Papa Francisco: No debemos colocar nunca en la puerta de nuestra alma un educado cartel con la inscripción «se ruega no molestar». Para ello debemos de hacer frente a los usurpadores de la esperanza, falsos profetas que siembran desilusión, derrotismo, indiferencia. ¡No te dejes robar esa esperanza! Permanece vigilante para no dejarte vencer por la somnolencia de la pasividad, para no sestear con la pereza espiritual sino asegurar la permanencia de la llama de nuestra fe. Es tiempo de estar en vela.
Por Auxi Rueda
Directora de Comunicación de la diócesis de Ávila