Dentro de unas horas conoceremos si, como todo indica, el español Luis de Guindos es seleccionado por el Eurogrupo como vicepresidente del Banco Central Europeo. Parece que no será necesario ni siquiera necesario votarlo. La falta de respaldo de hace unos días en el Parlamento europeo puede quedarse como una anécdota.

Luis de Guindos tiene suficiente currículum y capacidad técnica para ser el número dos del BCE. Su actividad política no le invalida para optar al cargo. El peso económico y político de España exige una adecuada representación de nuestro país en el órgano que decide la política monetaria. La sensibilidad de los países del sur, bien diferente en muchas cosas a la de Alemania y otros países del norte, debe hacerse sentir cuando hay que decidir qué se hace con el precio del dinero o con la masa monetaria. El norte es más proclive a la salvaguarda de los ahorros, el sur se inclina más por las fórmulas expansivas.

El Gobierno podría haberse coordinado mejor con el resto de partidos políticos para promover la candidatura de Luis de Guindos, pero es incomprensible que esa haya sido la excusa para que el PSOE no lo haya apoyado. Hay cosas que están por encima de la estrategia de partido y esta es una de ellas. Los socialistas de cualquier otro país de la Unión hubieran dado apoyo al candidato nacional.