Los restos mortales de la senadora y ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, están recibiendo la visita de familiares y amigos en el Tanatorio municipal donde la familia prevé despedirla hoy en la intimidad. Los actos de despedida a la que fuera alcaldesa casi 25 años comenzaban ayer tarde con una multitudinaria misa en la Catedral en la que se pudo escuchar una atronadora ovación de más de 3 minutos cuando su hermana, Asunción, al agradecer la masiva asistencia, pidió oraciones y aseguró que el único juicio que interesa a la familia es el del Todopoderoso. La misa fue presidida por el Cardenal Cañizares que pidió directamente una regeneración de la sociedad española para evitar justamente actitudes como las que ha sufrido Rita Barberá en los últimos meses. Hoy a las cuatro de la tarde es la misa exequial en la más estricta intimidad, sin presencia de instituciones ni partidos, por expreso deseo de la familia, y a la que acudirá el "ciudadano" Mariano Rajoy por su condición de amigo personal de Barberá. Mientras en el Ayuntamiento de Valencia se suceden las colas de ciudadanos que se acercan hasta el salón de cristal para firmar en el libro de condolencias, También a la puerta de su domicilio hay numerosas fotos suyas, con flores y velas encendidas. Según ha podido saber COPE, Rita Barberá se medicaba desde hacía diez días contra las crisis de ansiedad que estaba sufriendo como consecuencia del acoso mediático sin haber sido siquiera acusada y menos condenada por absolutamente nada. Se sentía muy sola, decía a menudo a sus más allegados “me están matando”, y, eso sí, estaba particularmente agradecida en este calvario a Dolores de Cospedal que le llamaba continuamente para interesarse por su salud y animarla. En el capítulo de reacciones, están siendo innumerables. Felipe VI y la Reina Letizia, así como los Reyes Juan Carlos y Sofía, han enviado sendos telegramas de pésame a la familia de la senadora. Precisamente, los Reyes Felipe y Letizia están hoy en Valencia, para presidir la entrega de los premios Jaume I, ceremonia de la que se ha suprimido el cóctel en señal de duelo.