Deberán aparecer con claridad el precio anterior junto con el precio reducido. La rebaja también puede aparecer como un porcentaje de descuento que habría que aplicar respecto del precio inicial. Hay que recordar que los productos rebajados tienen que estar en perfectas condiciones y tener la misma calidad. Los productos con taras no son rebajas, sino saldos y así deben ofrecerse. Aunque durante esta época los periodos de cambios y devoluciones suelen ser algo más laxos, sí que hay que recordar que esta política depende de cada establecimiento y puede variar en rebajas, por lo que vale la pena consultarlo. También se mantienen intactas las garantías. El establecimiento puede imponer determinadas condiciones en época de rebajas. Por ejemplo, no admitir el pago con tarjeta, aunque para ello deberá anunciarlo en el mismo lugar donde se publicita su uso habitualmente. Si el establecimiento hace folletos de publicidad es importante conservarlos, ya que lo anunciado tendrá carácter contractual. Esto, junto con el tique de compra nos permitirá poder reclamar en el caso de que se vulneren nuestros derechos. Y por cierto, las rebajas también llegan a Internet, lugar en el que disponemos de derecho de desistimiento durante 14 días.