Por eso pide un liderazgo claro que rechace semejantes pretensiones anexionistas y cree que dado que los gobiernos “tripartitos” coquetean con los nacionalistas catalanes desde muchas de las instituciones, es la sociedad civil la que debe oponerse al frente y actuar como dique de contención.

El ex presidente del gobierno insiste en que no puede haber diálogo con quien ha pretendido romper España, que no es partidario de cambiar la Constitución, y que la CV debe volver cuanto antes a jugar ese papel de contraposición a Cataluña erigiéndose como una región próspera, con una cultura y lengua propia, y que sin embargo no tiene ninguna intención rupturista.