Sin duda para cualquier torero español, el cruzar el charco ha sido siempre una aventura pero también una gran ilusión por descubrir como se vive la fiesta brava en tierras aztecas, en donde la mezcla de colores, el clima agradable, los matices y detalles de la ganaderías y sobre todo la calidez y hospitalidad de la gente le dan al torero español una serie de sensaciones únicas que enriquecen su tauromaquia.

Ese es el caso del matador de toros madrileño Fernando Robleño, quien ha llegado a México hace unos días para cumplir un sueño y al mismo tiempo un compromiso como lo es el torear en México y en especial, este sábado 31 de marzo en la plaza de toros Oriente de San Miguel Allende compartiendo el cartel con Jerónimo y Leo Valadez ante ejemplares con el hierro de Espíritu Santo.

Fernando Robleño es un torero que se ha forjado toreando corridas muy serias y duras, siendo hoy un especialista en este tipo de encastes teniendo triunfos importantes en Francia y España incluso abriendo la puerta grande de Madrid en dos ocasiones.

Pero sin duda faltaba algo en su carrera y la vida y su esfuerzo lo han premiado con la oportunidad de llegar a tierras aztecas en la que ya tiene varios días y de inmediato se metió al campo bravo para conocer y tomarle el punto al toro mexicano y fue en la ganadería de Espíritu Santo en San Luis Potosí en donde la ganadera Doña Paulina Gordoa, viuda de Don Pablo Labastia, y sus hijos abrieron las puertas de su casa ganadera al diestro español en donde pudo deleitarse con la embestida de una vaca y lidiar un novillo que fueron de gran utilidad para el madrileño que posteriormente visitará las ganaderías de Pepe Garfias y De La Mora para llegar a punto este sábado a San Miguel Allende.