Paulita se empadrona definitivamente en La CandelariaTras el frío siberiano soportado la pasada semana en Ajalvir, llegar a Valdemorillo y entrar en su plaza de La Candelaria es un respiro en este invierno. Y sobrevolando todo, el recuerdo a Víctor Barrio, que permanecerá ya para la eternidad en el coso serrano en forma de placa y en el reconocimiento eterno de su afición.El toro que descorchó la feria y la corrida fue el animal perfecto para desempolvar el terno tras el invierno. Con su punto de endeblez y tras su paso testimonial por el caballo, el de Monte la Ermita embistió con buen son y dulzura por ambos pitones. El Cid lo vio y no dudó en darle distancia y presentarle la diestra de inicio. Tandas cortas pero ligadas a media altura. Al natural creció la faena a medida que el sevillano se decidió a atacar por abajo al toro. Se gustó en los de pecho y en las trincherillas que cerraban las tandas. La media en buen sitio hizo saltar el primer pañuelo blanco para conceder el trofeo.Se aplaudió de salida al serio y cuajado cuarto. Pura fachada. El continente no vino acompañado de contenido y El Cid se las tuvo que ver con otro ejemplar deslucido, con más genio que casta. Asomaron algunas dudas y no se libró el de Salteras de un achuchón en la primera entrada a matar.No tuvo suerte Paulita con su primer toro. Serio y montado arriba, no abandonó nunca el toro su tendencia a salir siempre con la cara por las nubes. Incluso empeoró tras su paso por los primeros tercios. Violento y sin ritmo en su embestida, el torero zaragozano se fue tras de la espada al comprobar que allí había poco que rascar.Se pudo sacar la espina Paulita en el quinto, otro ejemplar serio que en los primeros tercios no pareció tener las prestaciones que sacó después en las primeras tandas de la faena de muleta. Muy asentado Antonio, supo llevar por abajo con aplomo y temple las temperamentales embestidas del toro. Hasta llegó a gustarse y se relajó el maño en algunos pasajes a derechas. La faena bajó en intensidad cuando torero se embarulló y todo quedaba más movido. Al natural a penas una tanda ligera y vuelta a la derecha pero sin el mismo tempo que al comienzo del trasteo. Una estocada habilidosa dio paso a la concesión de un doble trofeo que pareció algo excesivo. Continúa el idilio de Paulita con Valdemorillo pese a todo.Con seriedad y buenas hechuras salió el tercero, al que Iván Fandiño saludó a la verónica con buen aire. Después el animal comenzó a mostrar su genio y la tendencia a meterse por dentro cuando embestía por el pitón derecho. Muy firme Iván, con los toques necesarios para hacer pasar al toro y limar unas asperezas que continuaban. El gran susto llegó en el primer ataque con el acero. El pitón pareció hundirse por el bajo vientre. Se intuyó que podía ser grave cuando el torero quedo inmóvil sobre el ruedo. Cuando era conducido por los compañeros, Fandiño recobró la verticalidad. Solo el susto. Un milagro. Después despenó al de Monte la Ermita de una estocada trasera que necesitó del verduguillo. El sexto fue otro toro difícil. Fandiño puso fibra y quiso atacar al toro por abajo en la zona de tablas en la contraquerencia. Pero ni por esas. El de Monte la Ermita no pasaba. Ni descalzándose ni con las manoletinas finales pudo levantar el ánimo de los tendidos. Todo fue a menos.

FICHA DEL FESTEJO

Valdemorillo (Madrid), sábado 4 de febrero de 2017. 1ª de Feria. Casi tres cuartos de plaza.

Toros de Monte la Ermita, con el hierro de Carmen Segovia, muy bien presentados, serios y de buenas hechuras. Mejores el noble y enclasado 1º y el encastado 5º. El resto, bajos de raza y deslucidos.

Manuel Jesus "El Cid", oreja y saludos.

Antonio Gaspar "Paulita", saludos y dos orejas.

Iván Fandiño, saludos tras aviso y silencio.