Sin tiempo para acomodarnos en el tendido, con los saludos y reencuentros que se producen en la vuelta a Las Ventas, llegó el primer susto del año en el ruedo madrileño. El novillo de Fuente Ymbro que descorchó la temporada levantaba los pies del suelo a Pablo Aguado en el final de faena y le dejaba inerte.
Los nervios, las carreras y el cuerpo desmadejado del sevillano rumbo a la enfermería sin conocimiento. Después llegaron las noticias tranquilizadoras. Pero el fuerte traumatismo craneoencefálico y la herida en la cabeza quedaban para Aguado.
La noche y la mañana posterior al percance se pasó en la Clínica San Francisco de Asís bajo la supervisión del doctor Máximo García Padrós. Un escáner que descartaba lesiones encendió la luz verde para recibir el alta.
Ya en Sevilla, Pablo Aguado hablaba este martes para El Albero y explicaba que “ahora toca descansar después de quedarnos tranquilos tras decirnos que el escáner había salido bien”.
El novillero sevillano reconocía que había tardado “en recordar lo que había pasado, dónde estaba… el golpe fue fuerte y me han dicho que es normal que me ocurriese eso”.
“Lo que más duele es que no pude rematar lo que apunté”, continúo relatando Pablo. “Abriendo plaza y estado como estuve, con la novillada salió como salió, me queda la espina de no haber podido puntuar. Pero volveré a por todas en San Isidro”, finalizó el sevillano.