Mientras no se produzca la salida de la Corporación de Bodegas Insulares, la entidad reguladora dice que no reconocerá al Cabildo de Tenerife y al Consejo de Agricultura como interlocutor válido con el sector, al tiempo que ha acordado no asistir a ninguna reunión de la Mesa Insular del Vino, así como no participar en ninguna actividad organizada o convocada desde el Cabildo: descorche de San Andrés, catas locales, etcétera. Asimismo, el Consejo ha resuelto solicitar la dimisión del consejero de Agricultura del Cabildo de Tenerife y presidente de Bodegas Insulares, José Joaquín Bethencourt, "por los daños de imagen y perjuicios económicos causados a todo el sector" tras conocer la compra de vino de La Mancha la pasada semana. MEDIDAS INSUFICIENTES El órgano de gestión de Ycoden Daute Isora argumenta en su resolución que "resulta difícil de creer" que el consejero de Agricultura "no supiera nada sobre la entrada de vino de la Península después de haber mantenido con él mismo, en su despacho, dos reuniones en 2012 para tratar este tema", y añade que estos días "se ha conocido que son prácticas que se han venido sucediendo desde principios de 2012". En el pleno se llegó a la conclusión de que "a todas luces resultan insuficientes las medidas adoptadas, admitiendo simplemente la dimisión del consejero delegado, quien sigue como miembro del Consejo de Administración". Ante la alarma generada estos días, el Consejo Regulador dice constatar que "todo el vino que está en el mercado con la contraetiqueta de Ycoden Daute Isora ha sido sometido, partida a partida, a calificación, siendo controlado todo el proceso por el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria, por lo cual, los consumidores tienen total y absoluta garantía acerca del origen y calidad de los vinos amparados por esta DO".