Si vives en una gran ciudad seguramente te habrá ocurrido alguna vez. Vas por la calle paseando o te paras en un semáforo mientras conduces y un niño te aborda. Suelen ser chavales de 14 a 17 años que te piden limosna o se ofrecen a limpiarte el parabrisas del coche.

Hay otras ocasiones en la que estos grupos de chicos - siempre actúan en grupo - cometen pequeños hurtos en el Metro o se acercan a la gente y con la excusa de preguntar por una dirección, arrebatan al incauto lo que tienen más a mano: cámaras de fotos, móviles, tabletas, bolsos, carteras.

Hoy leemos en ABC que esos chicos son realmente víctimas. Y es que los chavales son vendidos por sus padres a grupos mafiosos que les utilizan para mendigar y delinquir. En el caso de Madrid hay más de 10 redes que controlan a unos 150 menores que viven en la Cañada Real y el Gallinero, una de las zonas más marginales de la capital. Al parecer las mafias pagan entre 100 y 150 euros al mes a los padres, que saben perfectamente qué es lo que van a hacer con sus hijos.

José Nieto, inspector Jefe de la UCRIF, la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales, asegura que "lo que se puede hacer es recoger a la niña y llevarla a un centro de menore, no es una delincuente es una persona en exclusión social. Se llama a la familia y otra vez. Nada más".