Pablo Campos es arquitecto. Su trabajo requiere un ejercicio de sensiblidad, ya que es el único arte donde se vive dentro. Pablo es especialista en crear espacios educativos. Uno de sus mayores proyectos tiene como principal objetivo habilitar espacios para alumnos especiales. Él, junto a varios estudiantes, han diseñado 7 escuelas donde estudiarán niños con discapacidad intelectual, también síndrome de Down. Su proyecto se denomina 'Arquitectura y empatía. Proyectando espacios educativos con personas dotadas de otras capacidades'. Esta mañana ha recibido el Premio Ángel Herrera a la Innovación que otorga la Fundación San Pablo CEU.

 "El término discapacidad no debería de usarse, la única que poseen es la discapacidad de odiar"

Hemos tenido la oportunidad de hablar con él en 'La Tarde', donde ha contado lo mucho que se aprende de estos chicos especiales: "El término discapacidad no debería de usarse, la única que poseen es la discapacidad de odiar". De estos chicos hay mucho que aprender, en su labor Pablo habla con ellos para que le enseñen todo lo que quieren tener dentro de las aulas: "Te enseñan que los espacios tienen que ser muy claros, perceptibles en la interconexión de espacios". Pero lo que más les gusta a estos chicos es el color y la naturaleza, quieren que sea parte de su día a día en las aulas. "La textura y el color puede influir en su estado de ánimo" y además añade: "Querían ver algo natural dentro, como flores y plantas". Todo se ha tenido en cuenta para que las salas sean lo más acogedoras posibles, y dotar a estas personas de un lugar adecuado y digno. 

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Otro de los premiados ha sido José Piquer, presidente de la Fundación NED, Premio Ángel Herrera a la Solidaridad por su proyecto Impacto de la neuroendoscopia móvil en el desarrollo sanitario de África. Un proyecto que instruye a neurocirujanos locales y a los que quieren serlo en un futuro.