"Veníamos de Vigo a La Coruña por la autopista y a 500 metros de llegar al peaje, no había visibilidad me encuentro de frente con un coche con los cuatro intermitentes puestos y las luces apagadas. Pego un volantazo y luego miro y me fijo que iba a una velocidad muy reducida. Dejé el coche en el embudo del peaje con mi familia dentro, mientras llamo al 112 y corro hacia el coche. No llegó ni a meter segunda. A los coches que venían de frente los iban esquivando, tenía que tener cuidado que no me atropellaron. Justo en el momento en el que veo que hay una recta es cuando me acerco a él, me pongo a gritarle, le doy unos golpes en la ventanilla para que pare. El señor para, sale para afuera, lo único que le preocupaba era llegar a Mos, un pueblo que está cerquita. Le dije 'casi me matas a mi con mi familia, da la vuelta que vas en dirección contraria. Y él erre que erre que quería ir a Mos. Consigo convencerle para que dé la vuelta, después sigo corriendo para adelante, paro dos coches más que venían de frente para que él consiga dar la vuelta, nos lo llevamos a la entrada del peaje. El chico del peaje, cuando ve que llego con él, sale a nuestro encuentro, le quitamos las llaves, ya viene la Guardia Civil y lo lleva detenido".

Así ha contado Miguel Ángel Viqueira, un socorrista gallego, en 'La Tarde' cómo evitó lo que podía haber sido una tragedia en la carretera AP-9 que une Pontevedra con Vilaboa. El conductor detenido era un hombre de 75 años que triplicó la tasa de alcohol. 

"Para empezar quiero decir que yo no soy ningún héroe, simplemente una persona normal que por lo que me dedico quizás tengo un poco más de conocimientos de emergencia", ha expuesto este socorrista gallego, para quien "lo más extraño" es que "no paró nadie".

"Es algo que no entiendo. Es una llamada. No pido que nadie salga, lo único que pido es que llamen", expone Miguel Ángel, para quien "por suerte", el conductor "iba tan mal que no pudo pasar de primera".