La nueva Ley de Voluntariado, que entró en vigor en 2015, establece límites claros entre el las labores de voluntariado y las tareas solidarias. Donar dinero a una ONG, simplemente colaborar una o ayudar a una persona invidente a cruzar la calle no es hacer voluntariado. La diferencia radica en la continuidad y en el compromiso constante.

Según el informe anual del Observatorio de la Plataforma del Voluntariado de España, un 33% de los españoles colabora con una ONG. Sin embargo, sólo el 5,8% son voluntarios, es decir, dos millones doscientas mil personas realizan estas labores. El perfil: entre 35 y 54 años, de estatus económico medio-alto y que vive en ciudades que oscilan entre los 10.000 y 200.000 habitantes. De ellos, el 62% son mujeres, que participan, principalmente, en trabajos sociales, sociosananitarios y educativos. Los hombres se distribuyen por voluntariados deportivos o de protección civil.

Aunque el número de voluntarios ha descendido casi tres puntos en un año, son muchos los actos de solidaridad entre los españoles. “Detrás del fenómeno del voluntariado hay valores que no se adquieren en otros sitios. La honestidad, el compartir, saber que yo no soy el centro, que soy una persona más del mundo en el que vivimos. Es importante que la gente sea consciente de ello”, defiende Luciano Poyato, presidente de la Plataforma de Voluntariado de España.

Los expertos sostienen que el dato más positivo de este estudio es la confianza que se tiene en la labor. El 74% de la población afirman que el voluntariado es una actividad esencial en la sociedad. Es trabajo de todos transformar esa imagen a hechos.