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INMIGRACIÓN ÁFRICA (Previsión)

CAT Ousman Umar: "Yo quería ser blanco, piloto, ingeniero, todo menos negro"

Emma Pons Valls.

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 11:45

Emma Pons Valls.

El ghanés Ousman Umar llegó a España con 17 años y pensó que con ello había cumplido su sueño vital, alcanzar Europa, un continente que creía "el mundo ideal": "Yo quería ser blanco, piloto, ingeniero, todo, menos negro", explica en una entrevista con Efe.

Ahora, Umar (Fiaso, Ghana, 1988) es un joven de 30 años que vive en Barcelona, ha estudiado la carrera en Relaciones Públicas y Márketing, está cursando un máster en Cooperación Internacional y dirige la ONG Nasco, fundada por él mismo en 2012 para llevar a su país natal "formación e información" y evitar que nadie más sufra lo que él vivió.

Además, el pasado viernes Ousman Umar fue presentado como el nuevo coordinador de la ONG Open Arms para África.

El joven explica a Efe que soñaba con Europa desde el momento en el que vio un avión cruzar el cielo de su pueblo y le dijeron que lo había construido el hombre blanco: "Teníamos la imagen del blanco como si fuera Dios, perfecto, y Europa, un paraíso".

Al llegar, descubrió que lo que había oído del viejo continente no era la realidad, y desde su ONG Nasco se propuso "desmontar la ideología que hay en África sobre Europa", a partir de formar a los jóvenes ghaneses en las herramientas digitales y proporcionarles, así, una fuente de información y una ventana al mundo.

Umar se fue de su pueblo con nueve años, cuando sus padres lo enviaron a una ciudad próxima para convertirse en aprendiz de mecánico, y luego a la segunda capital del país, Kumasi, donde vivió hasta los 12 años.

El joven confiesa que, aunque en África "el concepto familia es muy importante", su padre le dejó marcharse porque, tras la muerte de su madre durante el parto, a él lo tendrían que haber matado: "Mi padre era el chamán y me salvó, pero para él era un descanso tenerme lejos".

A los 13 años decidió emprender un camino sin retorno hacia Europa, y salió del país rumbo a Níger, donde empezó la travesía del Sáhara con unos traficantes que lo dejaron a él y 46 emigrantes más en la estacada, en medio del desierto, tras quedarse con su dinero: "Fue una de las etapas más trágicas del viaje".

Umar sobrevivió a 19 días de travesía por el desierto, andando, pero fue una de las seis personas -del grupo de 47- que pudieron contarlo: "La mayoría de migrantes morimos en el desierto, no llegamos a la costa. La fosa más grande es el desierto, no el Mediterráneo", subraya.

Tras cuatro años en Libia, consiguió pagar el "billete" de una patera hacia Europa, y llegó a Fuerteventura en 2005: "No os podéis imaginar lo que significa estar dispuesto a sacrificar la vida para luego llegar a un mundo que no tiene nada que ver con lo que soñabas", apunta, con tono agridulce.

Su primera casa en España fue el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la isla canaria, donde permaneció 33 días hasta que comprobaron que era menor de edad, tras lo cual le ofrecieron la posibilidad de escoger dónde quería ir. Decidió Barcelona, la única ciudad española que conocía, por el equipo de fútbol.

Tras unos días durmiendo en la calle, un matrimonio catalán lo adoptó y su apoyo le brindó la oportunidad de estudiar: "Empecé a aprender castellano, luego catalán, aprendí a leer y a escribir, matemáticas, me saqué primero el Graduado Escolar y luego el Bachillerato", rememora.

Umar compaginó sus estudios con un trabajo en una tienda de bicicletas, donde aplicaba los conocimientos que había adquirido en Ghana, y a partir del cual pudo obtener el permiso de trabajo y regularizar del todo su situación administrativa en España.

El joven ghanés relata que, tras empezar sus estudios, descubrió que "el blanco no es inteligente por ser blanco, sino porque ha estudiado", y a partir de aquí sentó las bases para su ONG, NASCO, con la que quiere llevar a su país natal las "herramientas adecuadas" para que los jóvenes puedan decidir su futuro y elegir si quieren migrar o no.

La ONG, fundada en 2012, persigue como objetivo formar a niños en la educación digital, una "herramienta crucial" para el desarrollo de la sociedad, y desde su inicio ha formado a más de 11.000 jóvenes en distintas escuelas ghanesas, con el apoyo de la empresa del hermano pequeño de Umar.

"Él también quería venir a Europa, pero le convencí de que la educación era clave y le pagué la carrera en Ciencias Políticas allí. Ahora tiene una empresa y emplea a seis personas", reconoce, orgulloso.

NASCO firmó en 2017 un acuerdo de colaboración con la ONG Proactiva Open Arms para trabajar juntos y, entre otros, informar a los jóvenes ghaneses de lo que realmente implica el viaje hacia Europa antes de que partan.

Umar defiende que, pese a que Europa envíe fondos para el desarrollo en África, son los ciudadanos los que tienen que decidir cómo invertirlos para crear sus propias oportunidades: "Que Europa dé el dinero no quiere decir que decida qué hay que hacer. ¡Pregunta a la gente qué quiere hacer!", exclama.

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